Tarta guitarra española

  Si hay algo por lo que me encanta hacer tartas de fondant de esta magnitud es ver la cara de sorpresa del afortunado. Entonces me doy cuenta de que toda la preparación de la tarta, las horas invertidas en decorar, el material y el cariño con el que hago este tipo de tartas tiene su recompensa. Pues esta vez el afortunado ha sido mi primo Toni, y digo primo porque aunque sea técnicamente el primo de mi marido ya es mi primo. Siempre me ha hecho sentirme de su familia. Es una persona con las que te relajas, siempre positivo, con un gran corazón, buena persona donde las haya y amigo de sus amigos. Y yo tengo el privilegio de ser su prima. Así que si cumple 50 años ahí estoy yo para celebrarlo y aportar mi granito de arena. 50 años no se cumplen todos los años así que la fiesta tenía que ser sorpresa. En cuanto a la tarta, lo tuve claro desde el primer momento. Su gran pasión, la música, su guitarra. Lo tenía fácil, para elegir temática, porque no es fácil reproducir una guitarra española a tamaño real y además recrear los pequeños detalles de su propia guitarra.

  No os perdáis todos los detalles de mi última creación y un breve paso a paso.

Detalle del puente con las cuerdas. Es la única parte que no era comestible, las cuerdas. Las coloqué tal y como suelen ir anudadas en las guitarras españolas.

La roseta y la boca de la guitarra.

El clavijero con todo detalle.

El mecanismo con las cuerdas anudadas en el lado opuesto de la guitarra.

  Diapasón, trastes y cuerdas.

Como veis está a todo detalle. La cara del cumpleañero al verla no tiene precio.

Como veis ha quedado muy realista.

Me ha gustado mucho hacerla a escala, a sido todo un reto para mí.

     

  Aquí podéis ver una comparativa de mi tarta y la original. No está mal para ser mi primera guitarra ¿no? El mástil lo hice un pelín más largo que la original pero quedó muy bien. Salvo algún pequeño detalle yo creo que se parece bastante ¿verdad?

  Y lo más importante, mi equipo y yo conseguimos llevarla al restaurante sana y salva. Y cuando digo equipo me refiero a mi marido y mis hijas. Durante 6 días me he dedicado en cuerpo y alma a esta tarta, aprovechando el puente de la Hispanidad. Con la ayuda de mi marido en casa y la tranquilidad que me han permitido mis hijas sabedoras de que su madre estaba inmersa en una obra mastodóntica. Y el sacarla en el coche y transportarla y que llegue de una pieza ha sido un logro, la verdad. Me sentía como los creadores de tartas de los programas de tartas de Divinity !!!!!! Qué estrés Dios!!!!!

Haciendo el boceto y las plantillas de lo que son la cabeza y el clavijero de la guitarra.       La cabeza de la guitarra está hecha íntegramente en fondant de la marca Pastkolor que compro en la tienda de FormyCake. Para esta tarta he utilizado los tonos blanco, negro, café y marrón. Lo que más me gusta es lo fácil que se extiende y el sabor es mucho mejor que otros que he probado. Me encanta imitar la madera, me fascina crear el veteado natural de una madera noble.

El clavijero también está hecho de fondant y decorado todo a mano.

 

Este es el mecanismo y clavijero originales.

  Las clavijas me dieron más de un quebradero de cabeza pero al final conseguí que aguantaran. La parte de abajo está decorada con spray Decora Perla también de FormyCake

  La roseta es de fondant y está pintada íntegramente a mano.

  Lo primero que hice fueron los detalles de fondant: el mástil con el diapasón y las marcas de los trastes, la cejuela, la roseta con la boca y la cabeza con el mecanismo de las clavijas.

  El interior del cuerpo de la guitarra es la verdadera tarta con bizcocho (ingredientes x 5) y el frosting de queso crema (ingredientes x 4). Frosting con queso crema, combina a la perfección con  …

el bizcocho de calabaza (esta vez sin nueces), jugoso y muy rico.

  El cuerpo de la guitarra forrado con el fondant, de nuevo imitando la madera que tanto me gusta imitar. Para el acabado final utilicé un brillo en spray de PME de FormyCake.

Mi guitarra española.

  Espero que os haya gustado tanto como al cumpleañero y los invitados, porque además estaba buenísima!!!!!

 

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Pastelería Hofmann

  Antes del verano tuve la oportunidad de ir a Barcelona por motivos de trabajo. He visitado la ciudad varias veces pero esta vez no disponía de mucho tiempo y quería ir a algún sitio especial de la ciudad condal. Un sitio dulce en el que no hubiera estado antes. Ya estuve en Barcelona en sitios como Escribá. Pero en mi lista había quedado alguno pendiente y esta vez sólo me daba tiempo a uno así que me decidí por la Pastelería Hofmann.

Foto oficial de su página web.

  La Pastelería Hofmann es un referente en dulces en Barcelona. En el barrio del Born con todos sus contrastes. Sus comercios, con su toque original, sus bares, pequeños restaurantes que dan vida a la noche; el más puro corazón de Barcelona.

  Sus Croissants artesanos de mantequilla, incluso rellenos, que han merecido premios nacionales…y que reciben premios todas las mañanas, endulzando las mañanas de todos los que se acercan por la calle Flassaders 44. Pero no solo son croissants…también son Pastas de té artesanas, son Rolls de canela, de chocolate, por no hablar de los postres. Petit Suises con galleta donde nada es lo que parece, Cactus que encierran crema de limón, té verde, chocolate, tequila, galleta y más sabores que inundan el paladar… Cita obligada de los amantes del dulce en Barcelona.

  Había oído hablar de esta pastelería y de su creadora Mey Hofmann, de su Escuela de cocina, de su restaurante (con 1 estrella Michelin), y además una taberna, un bistrot y una cafetería.

  Lamentablemente falleció en 2.016. En la actualidad su hija está al frente de la casa Hofmann.

Delicias para perderse entre tarros de mermeladas caseras.

Decoración rústica y cuidada.

Creaciones especiales.

Antiguas planchas.

Deliciosos bombones.

Y creaciones imposibles como el Petit Suisse con galleta Chiquilín, El huevo duro, Cheesecake en su caja, cactus en su maceta, Danones, …

Pasteles emulando panales de abeja.

Chocolatinas simulando baldosas.

Y una preciosa Kitchen Aid no podía faltar en toda pastelería que se precie.

Las mejores pastas de té.

Los craquinyols son pastas secas.

A mí me ha conquistado.

    Y yo antes de volver a Valencia me vine cargada, con esos souvenirs que tanto me gustan: sardinillas de chocolate, croissants rellenos (uno de Mascarpone y el otro de manzana), brioche de naranja y chocolate, tartaleta de gerds (frambuesas en catalán) y bombones.   no cargué más porque algunas cosas hubieran llegado derretidas, como el Petit Suisse de chocolate. Tenía que compartir todos estos dulces con mi familia. Cuando le mandé la foto a mi marido me dijo «¿No te irás a comer todo eso tú sola?» Pues no, pero alguna cosita sí, claro.

  Croissant relleno de crema de Mascarpone, indescriptible. No en vano se ha llevado más de una vez el premio al mejor croissant de España!!!!

  Brioche de chocolate y naranja con sardinillas de chocolate, una buena merienda que hizo las delicias de mis hijas en casa.

  Té verde con ginseng y miel para acompañar sin duda alguna las mejores galletas que me he comido en la vida. No me extraña que el año 2.015 se llevaran el Premio a la mejor pasta de té. Está deliciosa, con té matcha, chocolate, yuzu y gianduja de almendra. La dependienta me las recomendó y acertó de pleno. Por cierto el yuzu es un cítrico japonés. Deseando volver a por más.

Cuando estuvimos en Londres me encantó un graffiti de Banksy que intenté emular adornando esta Souffle Cheesecake con los deliciosos bombones de Hofmann.

A mí me ha conquistado ¿y a vosotros?

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Pan de harina con granos de trigo malteado, nueces y miel

  Creo que me voy a poner en modo pan desde ya. ¡Qué delicia hornear tu propio pan! ¿Recordáis el olor de los hornos de hace años a pan y a bollos recién horneados? Me encanta!!!! Tanto perfume caro ¿y ese olor no lo envasan? OMG. De la mano de mi sensei Belén de Cupcakes a Gogó he descubierto el blog Cocinando sabores de Esther y Jose y su reto del pan de molde. Con lo que me gusta a mí el pan, sea el que sea, me puse modo ON pan de molde en un pis pas. El viernes preparé una masa de pizza casera para cortarla a trocitos y untar con patés de aceitunas negras y verdes. El caso es que hojeando el Libro de Cocina de Kitchen Aid vi una receta de pan de molde que me llamó la atención. Además utilizaba una harina de trigo malteado (llamada Grannary) que me traje del supermercado Iceland este verano. Estaba a punto de caducar pero Bea Roque me dio la idea de congelarla. La puse en una bolsa de zip grande sin aire y al congelador. No llega a congelarse ni apelmazarse del todo y para utilizarla es suficiente con sacarla media hora antes de utilizarla y extenderla en una fuente. Fue todo un descubrimiento.

  La harina Granary es una harina británica. Es una marca registrada de la casa Hovis. Se trata de una harina semi-integral que contiene una mezcla de harina integral, harina de centeno y trigo malteado. Para obtener el trigo malteado, el trigo se deja germinar, se tuesta y se muele. Esta harina le otorga al pan un sabor y un aroma ligeramente dulce y tostado.

  El sabor y el aroma únicos de la harina Granary provienen de maltear el trigo, que lentamente se tuesta y se forma en copos y se mezcla con harina integral, una tradición iniciada por los monjes benedictinos de Burton Abbey. La historia de Hovis comienza en 1.886 con un molinero llamado Richard ‘Stoney’ Smith de Macclesfield, Cheshire, que cambió radicalmente la forma en que se molía la harina. El proceso de Hovis fue patentado el 6 de octubre de 1.887 por Richard «Stoney» Smith (1.836-1.900), y S. Fitton & Sons Ltd desarrolló la marca, moliendo la harina y vendiéndola junto con las latas de horneado de Hovis a otros panaderos. El nombre fue acuñado en 1.890 por el estudiante de Londres Herbert Grime en un concurso nacional establecido por S. Fitton & Sons Ltd para encontrar un nombre comercial para su harina patentada, que era rica en germen de trigo. Grime ganó £ 25 cuando acuñó la palabra de la frase latina hominis vis «la fuerza del hombre». De ahí HoVis. La compañía se convirtió en Hovis Bread Flour Company Limited en 1.898.

Un empleado bastante joven reparte los panes de Hovis a domicilio, el anuncio es de 1.973

  Un pan sencillo y con muy poco amasado para iniciarme en la elaboración de panes. Hace unos años horneé un pan alemán, Pumpernickel, desde entonces ahí quedó la cosa. Pero hay que ponerle remedio ¿no?

  Vamos con la receta. Para hacer este pan es imprescindible tener la harina Granary. El libro recomienda utilizar harina especial para pan multicereales en caso de no conseguir la de Granary, pero yo no lo he probado. Yo he hecho la mitad de la receta, es fácil hacer las proporciones, pero os dejo la original para 2 panes (en 2 moldes tipo loaf largos de 1 kg). He visto recetas originales con el tan británico Golden Syrup en lugar de miel. Añadid el que tengáis más a mano. De igual modo podéis utilizar cualquier levadura «viva» o de panadero, la fresca en dados o la liofilizada y seca. Las equivalencias según la que utilicéis serían:

15 g de levadura fresca o prensada = 7 g de levadura seca de panadero o active dried yeast (liofilizada) = 5 g de levadura seca instantánea o instant yeast o easy bake (liofilizada)

Recordad que la seca se añade a la harina y la fresca se deslía en agua tibia. Ojo con añadir agua fría a las masas con levadura, inactiva la masa y no leva o sube lo deseado.

Pan de harina Granary, nueces y miel

INGREDIENTES (para 2 panes):

– 1 kg de harina con granos de trigo malteado (Granary)

– 1 TSP de sal

– 1 sobre de levadura seca o de panadero (7 g)

– 2 TBSP de aceite de nuez

– 5 TBSP de miel de brezo o de Golden Syrup

– 525 ml de agua tibia

  Mezclar la harina, la sal y la levadura en el bol de la batidora tipo K.A. y mezclar a velocidad 2 hasta integrar. Añadir el aceite de nuez y la miel con el agua. A continuación poner el gancho amasador e incorporar poco a poco la mezcla de agua a la harina a velocidad 2. Amasar durante 1 minuto y, formar una bola con las manos y colocar en un molde untado con un poco de aceite de nuez o mantequilla. Cubrir con film o un paño húmedo y dejar levar en un sitio cálido durante 1 h o hasta que la masa doble su volumen. Dependiendo del clima tardará más o menos tiempo.

  Mientras tanto tostar las nueces y retirar parte de la piel, luego trocearlas. Una vez levada nuestra masa añadir las nueces y mezclar, volver a amasar a velocidad 1 durante 1 minuto. Si hace falta añadir un poco más de harina si está demasiado pegajosa, aunque mi consejo es que amaséis un poco más para que se suelte. Dividir la masa en 2 porciones y colocar en un molde largo, untado con aceite o forrado con papel de horno, para pan de 1 kg. Volver a cubrir con un paño húmedo y dejar levar 1 h más o hasta que la masa sobresalga por encima de los bordes de los moldes. Espolvorear con un poco de harina por la superficie.

  Precalentar el horno a 220ºC y hornear durante 10 minutos a media altura y luego bajar a 200ºC y hornear por 30 minutos más o hasta que al golpear los panes en la base suene hueco. Dejar enfriar sobre una rejilla metálica.

  Para conservar el pan yo lo dejo en su propio molde cubierto con un trapo en el horno una vez frío, perdurará así varios días tierno. También podéis cortarlo a rebanadas previamente y congelar en bolsas de zip. Cada vez que queráis una rebanada lo sacáis 30 minutos antes o directamente lo descongeláis en la tostadora. Con mantequilla, con Clotted Cream o mermelada casera.

  El resultado es un pan sabroso, con miga firme sin resultar pesado y muy nutritivo.

Con mantequilla y mermelada casera de moras.

Con Clotted Cream y mermelada casera de higos.

Todo un descubrimiento lo de hornear pan de molde en casa, no será el último.

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Pastel de chocolate

  La receta que os traigo hoy es muy sencilla y os sacará de más de un apuro. Es un pastel de chocolate que preparé hace unos meses cuando estaba en plena reforma. Voy a obviar el paso a paso porque es realmente sencillo y no me llevé la cámara, tiré de móvil. Cotilleando en Facebook me apareció esta receta de I am baker así que me puse manos a la obra. Si hay algo que no falta nunca en casa son tabletas o gotas de chocolate Valor. Me encanta, siempre viene bien tenerlas a mano, calidad-precio excelente y los puedes encontrar en cualquier sitio. Dicho y hecho. El resto son ingredientes de andar por casa. Lo que daría ahora por un pedacito mmmmm. Como veis lo mismo hago una Tarta de un barco hundido reproduciendo todos los detalles como preparo un sencillo bizcocho de chocolate. Tiene que haber para todos los gustos y para todos los momentos.

Un rico y jugoso bizcocho con ingredientes de los que siempre tengo en la despensa.

Realmente delicioso, y especialmente apto para chocolateros.

 

Pastel de chocolate

Bizcocho

– 125 g de harina normal

– 220 g de azúcar moreno

– 40 g de cacao en polvo (yo usé Valor)

– 1 TSP de café soluble (opcional)

– 3/4 TSP de levadura en polvo

– 3/4 TSP de bicarbonato sódico

– 1/2 TSP de sal

– 1 huevo tamaño L

– 120 g de leche entera

– 60 g de aceite de oliva suave

– 2 TSP de extracto de vainilla

– 120 ml de agua hirviendo

 

Frosting

– 170 g de chocolate mínimo 50% de cacao

– 120 g de nata ácida o sour cream

– 1 TSP de extracto de vainilla

  Lo primero, como siempre, precalentar el horno a 180ºC. Preparar un molde cuadrado de unos 20 x 20 cm con mantequilla o aceite desmoldante. Tamizar juntos todos los ingredientes secos (harina, levadura, bicarbonato sódico, cacao, sal) y mezclar junto con el azúcar en un bol. Añadir el huevo, la leche mezclada con el extracto de vainilla y el aceite. Batir después de añadir cada ingrediente. Finalmente agregar el agua hirviendo e integrar toda la mezcla, aviso que quedará un poco líquida, es normal. Verter en el molde y hornear a media altura durante unos 35-40 minutos o hasta que al pinchar el centro con un palito este salga limpio.

  Mientras se hornea el bizcocho preparamos el frosting. Derretir el chocolate al baño María o en golpes de microondas de unos 30 segundos a media potencia y añadir la crema ácida y la vainilla. Cuando el bizcocho esté frío verter el frosting por encima. Y a disfrutar.

Si quieres puedes

 rallar un poco de chocolate o dejarlo tal cual.

De cualquier manera está muy rico y se hace en un pis pas. Casi sin manchar nada.

 

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Tarta Barco Pirata

  Mi pequeño tesoro ha cumplido 9 años y para celebrarlo ha tenido su tarta, por supuesto. Si hay un día especial para mí en todo el año son los cumpleaños, y muy a la zaga le van las Navidades. Si además es el cumpleaños de mi «ratita» esto merece una celebración especial. Cada cumpleaños suele ser temático, ellas eligen, mis hijas deciden desde hace unos años su fiesta. Cuando eran más pequeñas yo elegía algún dibujo animado o motivo que les gustara especialmente en esa época, ahora ya deciden y diseñas ellas sus propias tartas. Y ya van muchos cumpleaños entre las dos: Hello Kitty han habido varias, y Peppa Pig también (un hada de los dientes y la familia completa), Go Diego Go, Los Pitufos, Barbie, Los Minions, Drip Cake con fresas y chocolate, clásica, Tarta Arco Iris, … Unas muy recientes, otras son de mis comienzos. Pero con algo en común, siempre me falta tiempo !!!!! Jejeje madre_trabajadora_repostera exprimiendo horas al día, que no sé por qué hay que dormir con lo mucho que me cunde a mí una noche !!!! Bueno como veis el fondant y las tartas especiales las dejo para estas ocasiones. Antes hasta lo hacía casero con muy buenos resultados.

  Esta vez Martina no lo tenía muy claro así que yo estaba de brazos cruzados. Y una semana antes cotilleando en Pinterest vio una tarta de un barco Pirata abandonado: «Esta mami, quiero que me hagas esta, pero sin piratas, como si estuviera abandonado». OMG !!!!!! Mi marido dice que me veo en estas lides por dejarles elegir, pero si tu querida hija viene y te dice que eres una mamá enfermera-repostera maravillosa y que si «porfi porfi ¿por qué no me haces un barco Pirata mami?» ¡Qué ibáis a hacer! ¡Pues poneros manos a la obra cual grumete pastelero! Aquí va mi barco Pirata. A ver qué os parece!!!!!! Espero que os guste tanto como a la cumpleañera.

  En esta ocasión he utilizado un trío que me ha dado muchas alegrías: Victoria Sponge+Almíbar de vainilla+Ganache de chocolate. No falla, el bizcocho está riquísimo, jugoso y firme y con ese rico aroma a vainilla, y es perfecto para hacer estructuras. El almíbar le da un punto húmedo que a los niños les encanta y el chocolate combina a la perfección. Acierto seguro. El fondant da mucho juego en el tema artístico, he utilizado la marca Funcakes con sabor a chocolate que compro en Formycake.

     

  Con una plantilla que hice yo misma corté, monté los bizcochos y pulí un poco los bordes con un cuchillo de sierra. Después de rociarlos con un poco de almíbar y poner una capa de ganaché entre ellos se coloca la capa cubremigas, refrigeramos y segunda capa (fina) y toda una noche al frigorífico.

     

  Esta vez después de pelearme con el fondant decidí forrar por partes y no todo de una pieza (demasiadas aristas). Primero una capa de fondant negro en los laterales y luego la marrón.

     

  Hasta cubrir todas las partes. Con la ayuda de una cuchilla y de estecas vamos imitando el veteado de la madera. Con alcohol alimentario (en este caso ginebra) y tinte comestible «barnizo mi madera».

  Aquí podéis ver detalles del casco y de los elementos decorativos que utilicé para la tarta, todo modelado y comestible (las perlas y oro del cofre son sprinkles). Una vez hecho el conjunto hice algunos desperfectos porque Martina quería un buque hundido en el fondo del mar así que fui añadiendo detalles hasta última hora según iba cogiendo ideas.

Un cumpleaños muy Pirata.

Como veis bonita por fuera y por dentro. La cumpleañera estaba FELIZ !!!!!

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Clotted Cream Arctic Roll

  La receta de hoy me ha dado unos cuantos quebraderos de cabeza y no por lo dificultosa, sólo a mí se me ocurre hacerlo con el calor y la humedad que hace en Valencia todavía. Lo peor es pretender hacerle fotos al proceso y no morir en el intento. ¿Os he dicho alguna lo mucho que odio hacer fotos de helados? Me sale el «Gollum» que llevo dentro «mi tesoro» se va derritiendo por momentos!!!! Es por eso que no subo todos los helados que hago porque es contraproducente para mi salud mental. No, los helados no, fotografiarlos!!!!!! Y eso que intento tener todo el set y el atrezzo preparado sacando mi objeto de deseo en último lugar. Pero nada, es muy complicado la verdad. Sobre todo porque los helados caseros se derriten con más facilidad. Bueno vamos con la receta de hoy, espero que os guste, ya os digo que me ha costado más de un disgusto. ¡Y pretendía llevarlo de postre a casa de unos amigos! 😂😂😂😂😂😂 ¡Qué optimista soy a veces!

  El Arctic Roll es un postre británico hecho de helado de vainilla normalmente enrollado con una fina plancha de bizcocho con una capa de mermelada de fresa o frambuesa entre el bizcocho y el helado. Se inventó en los años ’50 y se hizo muy popular. Era un postre perfecto para la posguerra, era barato. Incluso la empresa Birds Eye lo comercializó con gran éxito hasta los años ’90 en que quedó con la abundancia entró en decadencia. Pero como todo vuelve, de nuevo este típico postre inglés se ha puesto de moda. Hace una semana volvimos de nuestras vacaciones y vine cargada de productos del supermercado inglés Iceland .

  Buscaba recetas con Double Cream que es una nata mucho más cremosa y grasa (con un porcentaje de casi 48% de materia grasa). Y fui a parar a esta deliciosa receta del chef del restaurante londinense Mews of Mayfair.  Vanilla ice-cream with double cream and Devon Clotted cream, suena bien ¿verdad? ¿Y si os digo que es, con diferencia, el mejor helado de vainilla que he probado en mi vida?

  Ya sabéis que uno de mis sabores favoritos del mundo mundial es la vainilla. He hecho un helado de vainilla clásico riquísimo pero este OMG. Me comía la tarrina entera a cucharadas, en plan película americana pero sin desengaño sentimental jejejeje. Lleva una gran carga de grasa con los lácteos y las yemas por lo que no hace falta utilizar azúcar invertido a no ser que lo vayáis a tener en el congelador más de 3 días, como muy bien explica Miriam de El invitado de invierno. En tal caso hay que sustituir un 25% de la cantidad total de azúcar, en este helado serían unos 62 g.

  Se puede utilizar nata de 35,1% de materia grasa que es la habitual en España (le restará un poco de cremosidad) pero la Clotted Cream no tiene equivalente en España, es una especie de nata casi mantecosa muy típica del Reino Unido. Tiene más del 60% de materia grasa y es fresca, simplemente pasteurizada. Al cocerla lentamente se va concentrando y, al enfriarse, se le forma una costra de coágulos de mantequilla (clotted, significa coagulada). Es originaria  del suroeste de Inglaterra (ya sea de Cornwall o Devon) y tiene D.O. Los ingleses untan una especie de panes/bollitos con esta crema y mermelada, los famosos Scones que tuve la oportunidad de probar en el Afternoon Tea en Londres y que tengo en mi_gran_lista_de_postres_pendientes. Yo he utilizado la Luxury Clotted Cream de The Devon Cream Company que compré en Iceland. Este helado es muuuuyyyy sabroso y en su preparación os recordará a unas natillas o a la crema inglesa. Me he guardado un poco en un bol pequeño para esos postres que merecen como homenaje ponerles una bola de helado de vainilla encima (como brownies, tartas de moras, manzana, …).

 

Clotted Cream Arctic Roll

INGREDIENTES (para 10-12 raciones):

Bizcocho

– 3 huevos

– 175 g de azúcar fino o Caster sugar

– las semillas de una vaina de vainilla

– 175 g de harina bizcochona (con levadura)

– de 6 a 8 cucharadas o TBSP de mermelada de fresa o frambuesa

Helado

– 250 ml de Double cream

– 500 ml de leche entera

– Semillas de 2 vainas de vainilla

– 10 yemas de huevo

– 250 g de azúcar fino o Caster sugar

– 200 g de Clotted cream

 

  Para hacer el helado, verter la Double cream, la leche y la vainilla en una cacerola y llevar a ebullición. Retirar del fuego y dejar enfriar durante 10 minutos. Batir las yemas de huevo y el azúcar juntos hasta que estén cremosas. Poner la mezcla de leche de nuevo en la fuente de calor y verter las yemas de huevo. Continúar mezclando hasta que espese ligeramente. Añadir la Clotted cream y batir la  hasta que quede una mezcla suave. Para que se acentúe el sabor yo vierto la mezcla en un bol grande coloco un film tocando la crema y refrigero toda una noche. Al día siguiente manteca en la heladera (yo tengo el bol heladera de K.A.). Batir hasta congelar siguiendo las instrucciones del fabricante. Queda tan cremoso y con ese maravilloso olor a vainilla que enamora. En un molde tipo loaf colocar film verter el helado y cubrir. Una vez congelado unas horas (yo lo dejo toda la noche) sacar del molde, envolver en un trapo y hacer rodar intentando darle forma redondeada y volver a congelar, repetir la misma operación varias veces hasta que quede más o menos redondo. Si disponéis de un molde redondo o lata o tarro tipo cilindro perfecto, usadlo. Una vez con la forma deseada reservad mientras preparáis la plancha de bizcocho. Yo preparo el helado y al día siguiente la plancha de bizcocho.

  Engrasar una bandeja de hornear galletas o un molde (de aproximadamente 26 x 36 cm) con mantequilla y una hoja de papel encerado. Colocar la mezcla sobre la bandeja y nivelarla, teniendo cuidado de no eliminar todo el aire. Hornear durante 15 ó 20 minutos hasta que la superficie se dore ligeramente, luego sacar el bizcocho fuera del horno, dejar enfriar 5 minutos en la bandeja y colocar encima de un trapo y enrollar. Trapo en la parte inferior, bizcocho con papel encerado encima y debajo del bizcocho y sobre este un trapo enrollado. Enrollar todo el conjunto de manera que podáis llegar a tocar un borde del bizcocho con el otro. Acordaros de enrollar por la parte más ancha. Dejar así unos minutos hasta que coja la forma. Si no cuando vayáis a enrollar el conjunto el bizcocho se romperá.

  Sacar el helado del congelador, luego desenrollar el bizcocho sobre un papel de film grande y esparcir la mermelada sobre el bizcocho, una capa fina.

  Colocar el helado dentro con cuidado, dejando un dedo en cada extremo para cerrar bien el conjunto. Luego volver a enrollar el bizcocho. Asegurarse de que esté bien sellado. Congelar de nuevo durante al menos tres horas, sacar 15 minutos antes de servir y luego cortar. El proceso es un poco farragoso porque hay que ser rápido. En estas fechas en Valencia con el calor y la humedad me chorreaba el helado por los lados !!!!!! Y recordad que el helado casero se derrite con más facilidad al no llevar estabilizantes artificiales. Así que hay que montar el conjunto rápido.

Una vez lo sirváis dejad que se temple un poco el bizcocho, está más rico.

La verdad es que ha valido la pena porque es un postre muy bonito y

está riquísimo.

 

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Brownie doble chocolate con pistachos

  Este va a ser otro de los básicos en casa, siempre le pongo nueces al brownie pero cuando vi esta receta en el libro Teatime de Cath Kidston se me antojó probar algo nuevo. Es una receta muy parecida pero incorpora además de cacao chocolate fundido en la masa, hace tiempo probé uno así pero el resultado no me convenció, en cambio, este es espectacular. Ya os dije que estoy en modo British y que publicaría recetas de los nuevos libros que me traje de Londres. Aunque ya sabéis que la receta original de brownie es americana, si quieres leer la historia completa clica aquí.

  Cath Kidston es una conocida marca inglesa cuya creadora es la diseñadora Catherine Isabel Audrey «Cath» Kidston que empezó renovando su tabla de planchar y ahora tiene más de cien tiendas por todo el mundo. En 1.993 abrió una pequeña tienda en Holland Park, al oeste de Londres. En Londres, en Piccadilly 180, está la tienda de Cath Kidston más grande del mundo, abrió sus puertas en diciembre de 2.013. Inaugurado en el año del vigésimo aniversario de la firma británica, el espacio de 656 metros cuadrados dista mucho de la pequeña tienda del oeste de Londres donde el hogar del vintage moderno inició su historia. La británica se ha especializado en moda, complementos y objetos de decoración. Su infancia en la campiña inglesa marcó todos los hitos de lo que sería su empresa. Empezó en una época en la que lo vintage no estaba de moda. “Cuando empecé no había nada parecido”, asegura Cath. “La idea era crear accesorios alegres que trasladasen a la gente a una época casi victoriana, aunque excéntrica”. Reunía telas estampadas con motivos como flores, topos, pájaros, perros, …, papeles pintados, muebles y objetos de su infancia y los vendía restaurados y con alegres estampados en su pequeña tienda. Y así, poco a poco, forjó todo un imperio. Podéis encontrar el libro aquí.

  Cuando estuvimos en Londres dediqué un buen rato a recorrer tiendas y una de ellas fue la de Cath Kidston, en el número 180 de Picadilly, me la recomendó Bea Roque. Pero mis niñas me arrastraron al hotel (más concretamente a la bañera con jaccuzzi!!!) y no me dio tiempo a hacerme con ningún «souvenir», pero volveré. En el Centro Comercial Las Rozas Village en Madrid hay una tienda y algún centro de El Corte Inglés también tiene sus productos a la venta por si alguien más tiene antojo. A Valencia no ha llegado aún, pero todo se andará, ya tengo otra excusa para volver a Londres o a Madrid.

  La receta es muy sencilla, lo más farragoso es pelar y trocear los pistachos. Por lo demás fácil y lucidora. Ya sabéis lo que les gusta a los americanos coronar este postre con una bola de helado de vainilla. Yo lo hago casero y siempre tengo alguna tarrina por el congelador. De hecho he preparado un helado de vainilla con clotted cream y double cream que está, OMG, extracremoso y con semillas de vainilla directas de la vaina. Ya lo veréis, será el próximo postre que publique. Pues una bola de este helado con un poco de sirope o chocolate por encima y a triunfar. Ya estoy salivando.

  La receta del libro lleva cacao, chocolate negro, con leche y blanco y los pistachos. Yo no tenía blanco así que no le puse pero si queréis podéis hacerlo, o cambiar los pistachos por otro fruto seco si lo preferís. El chocolate troceado que he usado es de 50% y 70% de cacao. Yo he utilizado cacao y chocolate de Valor, así no falla, calidad ante todo.

  Para saber el tipo de azúcares que he utilizado consulta la Dulcepedia de Tarta de Manzana.

 

Brownie doble chocolate con pistachos

INGREDIENTES (para un brownie de 20×20 cm):

– 180 g de mantequilla sin sal

– 150 g de chocolate negro cortado en trocitos

– 100 g de chocolate con leche o con menor porcentaje de cacao troceado

– 3 huevos L

– 200 g de soft light brown sugar (integral de grano fino no muy intenso)

– 100 g de caster sugar o azúcar de grano fino

– 90 g de harina de trigo

– 40 g de cacao en polvo

– una pizca de sal

– 50 g de pistachos pelados y troceados

 

 

Precalienta el horno a 180ºC con calor arriba y abajo. Prepara un molde cuadrado de 20×20 cm untado con un poco de mantequilla o aceite desmoldante y coloca papel encerado.

  En un cazo mediano y al baño María derrite la mantequilla el chocolate más intenso o negro y 50 g del menos intenso o con leche. En cuanto estén derretidos retira de la fuente de calor, deja que se enfríe un poco y reserva.

  Mientras tanto con varillas eléctricas o robot tipo K.A. bate juntos los huevos y los azúcares durante 5 minutos hasta que crezca y quede una masa cremosa y más pálida. Vierte sobre esta mezcla el chocolate derretido con la mantequilla e integra. Tamiza juntos la harina, el cacao y la sal e incorpora a la mezcla poco a poco sin sobrebatir, lo justo para que todos los ingredientes se integren. Por último añade el chocolate con leche (o con menos porcentaje de cacao) y los pistachos.

     

Vierte la masa en el molde y hornea durante 20 ó 25 minutos o hasta que se forme una costra quebradiza en la superficie. Ojo con introducir el palito porque podemos sacarlo impregnado en chocolate derretido y pensar que aún está por hacer.

  Lo suyo es que no quede crudo pero sí jugoso. Recordad que no es técnicamente un bizcocho de chocolate, no lleva leudantes. Una vez horneado deja enfriar en el molde sobre una rejilla. Puedes servirlo templado o frío, con o sin helado y aguanta perfectamente 3 días en un contenedor hermético. También puedes congelarlo y guardar para una ocasión especial. Corta los trozos de brownie justo antes de servir. Yo ya estoy salivando sólo de imaginármelo.

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Bizcocho de té, dátiles y nueces

  Bueno, pues ya estoy de vuelta. Después de un largo verano al que sólo le quedan unas pocas semanas. Esta vez mi marido y yo hemos coincidido sólo una semana para que las peques pasaran el mayor tiempo entre papá y mamá, porque las vacaciones escolares de verano se hacen muuuuyyyy largas cuando ambos trabajamos. Por eso y por la reforma que hicimos hace unos meses organizamos las vacaciones de este año en la semana fallera, en Marzo, cuando nos fuimos a Londres. Y esta semana de vacaciones familiares ha consistido básicamente en bajar a una de las piscinas del apartamento que alquilamos en Murcia y pensar qué hacíamos de comer, no había otra preocupación, elegir piscina y menú. Este collage lo define muy bien.

  Eso sí, me he llevado para hacer de los desayunos y las meriendas algo especial en vacaciones. He horneado, sííííí, en vacaciones. He preparado postres que le pirran a mis hijas: coca de llanda de chocolate, pancakes, tarta sueca de moras y almendras, muffins y smoothie de frutos rojos. Y he hecho una Mousse de requesón y limón  receta de mi sensei Belén de Cupcakes a Gogó varias veces este verano, OMG !!!! qué delicia !!!!, su receta la puedes encontrar aquí. La he tuneado aprovechando que tenía mermelada de moras casera recién hecha y crumble de canela y cardamomo. Como veis no paro, los que me seguís en Instagram sabréis que es mi RRSS favorita. Cuando tuvimos que trasladarnos de piso 2 meses por la reforma de casa no teníamos Wi-Fi y los datos me duraban un suspiro, sobreviví jugando al Apalabrados (vicios que tiene una oiga) y cotilleando en Instagram, lo único para lo que daba mi conexión, desde entonces me encanta. Precisamente hice esta receta por primera vez allí (gracias a que mi amigo Álex tenía en el piso un molde de silicona que me vino de perlas, gracias guapo). Y además me he aficionado a su formato de fotografía instantánea tipo Polaroid.

  Ahora que, al menos yo, vuelvo a la normalidad laboral a partir de mañana retomo de nuevo el blog algo olvidado este verano entre unas cosas y otras. Mañana vuelvo a mi rutina en el hospital y de trayectos en bici.

La bolsa que llevo en mi bici es de Fortnum & Mason, igual que el libro.

Lo bueno es que al tener jornada reducida por las peques la vuelta no se hace tan pesada cuando sólo trabajas unas horas por la mañana y tienes la tarde libre para seguir disfrutando de la familia. Dando los últimos coletazos al verano que en casa acaba en el momento en que empieza el nuevo curso de las peques. Porque la rutina de verdad vuelve en octubre, septiembre es un mes de transición, de comprar libros y material escolar, de decidir las actividades extraescolares del curso, si las hay, de volver en definitiva poco a poco a esa rutina escolar en otro rol muy diferente de cuando yo era pequeña. Porque cuando eres madre, aunque recuerdes tu infancia, los papeles se invierten, cambia la perspectiva. Pero mi temporada comienza ahora, empieza el nuevo curso. A ver qué tal se nos da.

  ¿Recordáis el libro Tea at Fortnum & Mason que me traje de Londres? Pues ahí va una receta. Y no lo he hecho 1 vez sino unas cuantas más !!!! Y es que en casa triunfa. Si quieres puedes encontrar el libro a la venta en Amazon. Sí, ya sé que no es muy veraniega la receta pero es que está tan rico !!!!!! ¿Por qué no tomarlo con un té bien frío? Cuando ojeo otros blogs empiezo a darme cuenta de que tienen puesto el ojo ya en otoño, en recetas de horneados, pumpkin spice, incluso Halloween. Aquí en Valencia cuesta pensar en el otoño cuando aún tenemos temperaturas de 30ºC y lo que realmente nos apetece es tomar una horchata bien fresquita o un helado. Pero me he puesto en modo British, después de aprovechar que el apartamento estaba cerca de uno de esos supermarkets que tanto me gustan, Iceland, cargados de productos ingleses que me sirven para llevarme uno de esos souvenirs que tanto me gustan.

Rellenando mi nueva despensa.

  La receta de hoy es muy sencilla y cuanto menos diferente porque utiliza té en su composición, muy británica oiga. Es simple, sencilla, deliciosa y rápida. Lo que más cuesta es cortar en trocitos los dátiles pero he encontrado en Iceland entre otras cosas una bolsa de dátiles sin hueso ya troceados, para un día de perritis aguda. La traducción literal sería Pan de dátiles y nueces. He utilizado un molde tipo loaf o plum cake, alargado, de tamaño mediano de 1 l de capacidad (para unos 900 g de masa de bizcocho). El té que he elegido es un té negro. La receta original utiliza una mezcla típica de té inglés negro malteado con un toque floral,  Fortnum & Mason Royal Blend Tea 

  El azúcar que se utiliza en esta receta es el Mascabado, apenas refinado, tiene un sabor más fuerte a melaza, a regaliz, es aromático, cremoso, de color miel caliente y de una textura quebradiza. Rico en nutrientes que no encontraréis en el azúcar blanco refinado. Es difícil de encontrar pero si no podéis usar panela o azúcar integral natural de caña. El azúcar Demerara que lleva espolvoreado por encima es un azúcar con sabor a fruta y especias dulces, con grandes cristales de ámbar vidriosos proporcionando una textura crujiente distintiva. Es más seco que húmedo, de grano grueso. Se suele utilizar para decorar cakes o cereales y para endulzar bebidas tipo té o café. También hay una presentación en terrones. Todo muy British en este loaf.

Date and Walnut loaf

INGREDIENTES (10 raciones):

– 125 g de mantequilla pomada

– 100 ml de té (yo he utilizado té negro y también Earl Grey)

– 50 g de dátiles troceados (peso sin hueso)

– 175 g de azúcar mascabado

– 2 huevos tamaño L

– 75 g de harina integral

– 125 g de harina bizcochona (con levadura incorporada)

– 1 TSP o cucharadita de levadura en polvo

– 1 pizca de sal

– Ralladura de 1 naranja

– 100 g de nueces troceadas (guarda unas cuantas para decorar la superficie)

– 1 TBSP o cucharada de azúcar Demerara

 

  Precalienta el horno a 180ºC y prepara un molde alargado tipo loaf engrasado con mantequilla o aceite desmoldante, puedes poner papel de horno para facilitar el desmoldado. Prepara el té y colócalo en un bol poniendo los dátiles troceados a remojo, mientras coge sabor y se ablandan un poco y sigue preparando el resto de ingredientes. Bate un poco la mantequilla blanda con el azúcar mascabado y añade los huevos de uno en uno. En un bol tamiza juntas las harinas, levadura y la sal. Añade los ingredientes secos a la mezcla anterior, integra sin sobrebatir y añade el té con los dátiles, las nueces y la ralladura. Vierte la mezcla en el molde, decora con unas nueces y reparte el azúcar Demerara. Hornea a media altura más o menos 1 h o hasta que al pinchar el centro con un palito este salga seco. Sácalo del horno cuando esté listo. Deja que se enfríe 10 minutos en el molde y luego deja que se enfríe sobre una rejilla. Una vez frío solo tienes que disfrutar de este aromático bizcocho. Puedes guardarlo en un contenedor hermético hasta 5 días.

Hoy voy a obviar el paso a paso, es muy sencillo, y estoy de vacaciones jejeje.

Mmmmm huele a cítricos y sabe a gloria.

¿Os animáis a prepararlo?

Si lo pruebas repetirás seguro.

 

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La Más Bonita

Esta es la entrada por el paseo de la playa.

 

  Hoy no os traigo ninguna receta. Vengo en modo playero total. Lo que nos gusta una buena terraza y una copa fresquita en estas fechas en que en Valencia nos derretimos del calor y de la pegajosa humedad. Pero lo bueno es que tenemos playa para darnos un buen chapuzón. Pues hoy os voy a enseñar un sitio nuevo que conocí hace un par de meses. Y que me encanta!!!!! Aunque hace unos años que está abierto aún no había ido y tenía muchas ganas. Es un restaurante en primera línea de la playa de La Patacona en Valencia con chiringuito en la arena incluido, y es de lo más cuco. Un restaurante que se llama La Más Bonita. Tiene otro en pleno centro, en Ruzafa, con una decoración parecida pero sin la playa. Este es de lo más ibicenco con la playa justo al lado. Como veis me estoy poniendo al día ¿eh? Pronto recetas nuevas.

Esta es la entrada por la calle de detrás.

  Comida casera, ecológica y de comercio justo que puedes probar en el desayuno, brunch, comida, merienda o cena ya que la cocina permanece abierta todos los días del año de 8h de la mañana a 00h de la noche. Se trata de un espacio con un aire mediterráneo inspirado en la típica casa de Formentera, construcción rústica, paredes imperfectas, vigas a la vista, techos muy altos y, por supuesto, el color azul cielo contrastado con el blanco.

El día acompañaba, soleado, airoso y con espectáculo de cometas incluido.

  Tiene un aire ibicenco que invita al relax. Con un menú diferente y lo mejor, sus batidos y tartas. De las mejores que he probado. Y el sitio me enamoró desde el minuto 1. Vamos que si me vuelvo a casar hago allí la celebración. A mí me ha conquistado. Y como una imagen vale más que mil palabras os dejo el publirreportaje completo.

Me encantan los olivos, su silueta, sus formas retorcidas.

Detalles que la hacen especial.

Además un plus es poder entrar con las bicis por la puerta de atrás.

Empezamos con una copa de vino blanco.

Tiene una zona de terraza con mesas de diferentes tamaños.

Para una velada romántica o en compañía de tu grupo de amigos.

Con techados de loneta para no estar a pleno sol.

O bien de cañizo.

Mmmm licuados hechos al momento.

Para un desayuno o brunch.

Pequeños rincones con encanto.

Y hasta un rincón para los más peques.

Empezamos con un aperitivo: croquetas de queso de cabra.

  Sandwich La Más bonita: salmón y aguacate con espinacas y pepino en pan de semillas acompañado de patatas con mayonesa.

¿Y si pedimos algo de postre?

  Yo no sabía por dónde empezar, así que pedí un poco de todo: frappé de galleta de OreoCheesecake de Baileys (tengo que hacerla sí o sí porque está brutal !!!!!!). Y algo para llevar.

Apple Pie para llevar en una de sus cajitas azules taaaannnn bonita.

 

  Como veis salimos encantados de allí. ¿Os animáis? Si vivís en Valencia ya estáis tardando en ir. Si venís a Valencia a conocer esta preciosa ciudad Mediterránea no podéis perderos este acogedor rincón. Uno de los restaurantes más bonitos de Valencia. Y lo mejor, con diferencia, los postres. Eso sí, aviso importante, he puesto enlaces al precio de los platos porque barato no es. Para mí vale la pena para una merienda.

 

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Mi cocina nueva

  Los sueños se hacen realidad. Sí, suena un poco cursi pero si algo he aprendido en esta vida es a saber esperar. A que todo llega en su justo momento. La edad y la madurez nos quitan un poco la impaciencia de la juventud y nos vuelven más serenos. Algo bueno tiene cumplir años y eso es la experiencia y las tablas que nos da la vida. Cuando eres joven lo quieres todo ya, ahora, no puedes esperar. Pero lo bueno se hace esperar.

  Esta es la tercera transformación de mi cocina desde que vivo en este piso y será la definitiva. Por circunstancias de la vida mi infancia y mi juventud me llevaron a cambiar muy a menudo de vivienda. Cuando hace 17 años compramos este piso, que se ha convertido en nuestro hogar, le dije a mi media naranja que no me iba a mover de él ni en sueños. No era perfecto, pero tenía muchas posibilidades. La cocina era pequeña, las puertas de roble, rústicas. Con los años cambiamos esas puertas a otras de cerezo, lisas, sin molduras, más actuales, más fáciles de limpiar. Pero seguía sin ser la cocina que deseaba tener. Los cachivaches ya no me cabían en los armarios. Aún teniendo un patio o terraza en la cocina se me amontonaban las cosas por falta de espacio. Y no hablamos de cuando preparaba una tarta muy elaborada, galletas decoradas, … Acababa sacando trastos al comedor no quedaba espacio para cocinar … Además no era muy cómodo comer en una cocina pequeña, plegar y desplegar la mesa en un reducido espacio.

  Siempre me han gustado las cocinas grandes, de joven veía las pelis americanas, donde los personajes hacían vida en la cocina y soñaba con tener una cocina grande. Y siempre me han gustado luminosas, blancas, nórdicas. La idea estaba ahí rondando en mi cabeza durante años hasta que mi marido me siguió en otra de mis ideas delirantes y el sueño se hizo realidad. Dentro de mis posibilidades creo que al final lo he conseguido.

  La cosa no iba a ser fácil, mi casa tiene 4 dormitorios, uno se lo dimos al salón hace años. Lo reconvertimos en salita diáfana con un arco blanco que me hizo mi suegro (es ebanista). En casa entre mi suegro y mi marido siempre han hecho todos los muebles, incluso los del baño así que ese don hay que aprovecharlo.

  Hace unos meses volvimos a cerrar la salita y la reconvertimos en el nuevo dormitorio de mi hija pequeña, un poco más grande y luminoso. Junto a mi antigua cocina estaba el único baño de la casa. Se lo dimos entero a la nueva cocina y conseguimos una cocina de 13 m². Como veis la obra no se podía hacer en un par de semanas. Y había que empezarla trasladando primero la habitación de mi hija. Del baño antiguo, por dimensiones, nos sirvió para obtener un cuarto de baño y un pequeño aseo con ducha que abrimos a nuestro dormitorio. Por todo esto nos mudamos de casa por 2 meses y he estado un poco atareada estos últimos tiempos. Justificado ¿verdad?  Et voilà casa nueva y cocina ESPECTACULAR.  Aprovechamos para alisar paredes y lavar la cara al resto de la casa. Así que como veis no puedo estar más FELIZ. Por fin, 17 años después de comprar nuestro piso, tengo la casa como a mí me gusta.

  El mobiliario de la cocina es en DM blanco lacado, el modelo de puerta se llama Málaga. Optamos por poner tiradores en cromado para seguir la línea de los electrodomésticos, todos visibles menos el lavavajillas que va panelado, está oculto en el armario bajo la Kitchen Aid.

  Aunque viva en un piso y no en una casa es un lujo tener terrazas, da más sensación de libertad y quería tener unas bonitas vistas desde mi ventana.

  La mesa y las sillas son de IKEA, la medida nos venía perfecta. El anexo que veis en blanco junto a la mesa esconde una pequeña sorpresa.

Mi nueva taza de la tienda Taste of America lo dice todo.

  La campana también en inox y decorativa. El cartel de COOK es, en realidad, un atril para libros de cocina que compré hace unos años en Stavanger. La encimera de la cocina continúa como un panelado por el salpicadero. Así queda más práctica a la hora de limpiar, más decorativa e integrada. Ahora que la he probado os digo que es todo un acierto.

  Como veis tener la terraza a continuación da más sensación de amplitud. Las cocinas con poca luz ganan mucho si eliges mobiliario y azulejos blancos con brillo.

  Esta parte la he ganado al ampliar la cocina. Con lo mucho que uso el horno era necesario ponerlo en columna, en su nueva posición es más cómodo a la hora de meter y sacar las cosas recién horneadas. Además es una zona más limpia y perfecta para preparar los desayunos. Mi hija mayor dice que es la zona de dulces.

  El stand de dos alturas es también de IKEA y tiene todo lo necesario para aderezar nuestro café o la leche de las peques.

  Y justo al lado la tostadora con sus prácticas 4 ranuras y un buen surtido de tazas, ya sabéis que son mi debilidad. En la vitrina de arriba está la panera así, tengo las rebanadas de pan más a mano. Está todo pensado.

  El suelo de la cocina es un porcelánico que imita los antiguos suelos hidráulicos. Combina blanco y gris, los colores predominantes de la cocina. Me encantan estos azulejos y ahora están de nuevo de moda pero quería algo sutil, sin colores fuertes.

  La elección de la encimera estaba claro. Elegí el modelo Aura de Dekton, ultrarresistente a impactos, manchas y a altas temperaturas. Me encanta el veteado. Desde que mi marido me enseñó esta cocina con la misma encimera expuesta en su trabajo lo nuestro fue amor a primera vista.

  Mi nueva batidora de vaso Smeg en verde menta y tiene un lugar privilegiado. Me la regaló mi marido por mi cumpleaños. He visto muchas cocinas con todos los electrodomésticos a juego, del mismo color, pues a mí la Smeg me enamoró en su verde aguamarina así que no, no la cambié por una roja.

  Pero la reina sigue siendo mi Kitchen Aid que luce su rojo triunfal en mi nueva cocina. Muchas la imitan pero esa silueta retro y atemporal al mismo tiempo y sus materiales la hacen duradera. Esto sí que es amor para toda la vida.

  Además como veréis he añadido algún que otro extra a los interiores. Este es un organizador llamado Kitchen Tower de la marca Peka. Caben todos mis tarros de especias, aceites, vinagres, y además tiene un cubo donde guardo los utensilios de madera. En un lateral puedo colocar las tablas de cortar. De lo más completo oiga. Y como me sobraba hueco pusimos un estante adicional donde guardo la báscula de cocina y las tazas medidoras. En el interior de la puerta he colgado las cucharas medidoras. La idea me la dio Bea Roque al colgarlas en sus armarios. Así lo tengo todo a mano.

  Para organizar el interior de un armario esquinero nada mejor que uno de esos cachivaches que facilitan la vida en la cocina.

  Todo en orden y accesible gracias al extraíble Le Mans.

He podido hacer hueco en la cocina para bandejas, moldes, cubertería y mantelería …

  La campana extractora de Cata es potente y además decorativa.

  Me encanta ver el pequeño jardín a través de la ventana. Los maceteros son de IKEA

  El azulejo que elegimos es el azulejo de metro en blanco. Se llama así porque es el que se empezó a poner en el metro de Nueva York, hace más de 100 años, luego en Londres, París, …, como veis es atemporal.

  Lo que más nos costó en cuanto a decoración es decidir cómo meter una pantalla negra en una cocina tan blanca, no sabía como encajarla. Sí, las hay con marco blanco pero no en Smart TV. Y no me acababa de decidir. ¿Dónde podíamos poner la T.V. sin que desentonara y que pudiéramos verla todos al mismo tiempo? ¿En la encimera? ¿Empotrada en un mueble? ¿En columna junto al horno y microondas? No, no me acababa de convencer. Nuestra antigua TV estaba en la pared y los altavoces distorsionaban por la grasa acumulada por dentro imposible de limpiar. Y que queréis que os diga, no me gustaba la idea de ver la TV colgada de mis nuevos azulejos.

  Hasta que vimos la solución en You Tube: un elevador de T.V. empotrado en un pequeño mueble haría que pudiéramos mostrar o esconder la T.V. a nuestro antojo. Así no desentona y además está protegida de la grasa de la cocina. ¿Qué os parece? Compramos el elevador en Amazon y mi marido le hizo un mueble a medida. Mis hijas alucinaban !!!!!!

  La suerte de vivir en un primer piso es que tenemos dos terrazas, una en nuestro dormitorio, más de disfrute, y otra en la cocina. Es un desahogo poder guardar todos los productos de limpieza, cubos, escobas, fregonas, carro de la compra, lava-secadora, calentador, … , hasta mi gato Lenny tiene sus cosas en la terraza. Esta vez además pensamos en lavar un poco la cara de la terraza colocando tablillas de madera tropical de Ipé y renovando y trasplantando mis plantas a grandes maceteros. El resultado me encanta.

La combinación de madera y plantas siempre es un acierto.

  Como a pesar de tener una gran cocina necesito mucho espacio para material de repostería estos dos grandes armarios de compacto blanco me sirven de almacenaje.

Es un tipo sintético de madera que resiste el agua y el estar a la intemperie.

  Así tengo muchas cosas de repostería almacenadas y a mano: moldes, cortadores, cápsulas de cupcakes y muffins, tarrinas de helado, palitos para cupcakes, cajitas, portatartas, pinceles, pajitas, montones de platos y bandejas de todas formas y tamaños que utilizo para preparar los sets para las fotos, bajoplatos de madera natural, stands desmontables, giratorios, bases para tartas, moldes, cestas, boquillas, estecas, … En fin toda una serie de artículos para los que necesitaría una cocina nueva. Gracias al apañado de mi marido que crea soluciones donde yo genero problemas he conseguido organizar, ordenar y dejar espaciosos los armarios con todo a la vista. Incluso me queda un hueco para cositas nuevas!!!!!! Durará poco, eso ya os lo digo yo  jejejejejeje. Vienen nuevas cositas de camino!!!!!

  Siempre me han gustado las clásicas alacenas así que quería una donde  poder guardar los innumerables tarros de harina, azúcares, … Bien organizada eso sí.

  Tener el horno más alto es una ventaja, siempre me han gustado los hornos en columna. Son mucho más prácticos.

  Ahora tengo grandes vitrinas donde guardar mis stands de tartas, bandejas, latas, … Todo a la vista.

  Había visto esos bonitos rincones del café en Pinterest y tenía ganas de hacer uno en casa, todo a mano, sólo necesito coger la leche para el café, el resto está en el stand de dos alturas: azúcar blanco, moreno, miel, el cola cao de mis niñas, café soluble, té, Chai té soluble, cucharitas, mix de especias para aromatizar el café, … Y mi Nespresso Lattissima, porque yo soy una adicta al café, pero con leche.

  El letrero es casero, DIY. Encontré un cuadro alargado en una tienda y con una fina cinta de doble cara le pegué un trozo de cartulina negra a la medida. Las letras están pintadas con Chalk Paint.

  No hay ningún material que me guste más que la madera natural, así que, no podía faltar en mi cocina. El taco, los nudos, curvaturas de la madera natural casi sin tratar me encantan.

  Los cuberteros son de madera de bambú y extensibles. Todo organizado en 3 grandes cajones Hettich que se deslizan solos. Los que me conocen bien saben que soy ordenada casi rayando lo patológico, me da tranquilidad, serenidad, y no puedo evitarlo!!!!!

  Y grandes caceroleros para guardar además de sartenes algunos de mis moldes de repostería.

  El fregadero es grande y los bajos ocupan mucho espacio así que preferimos poner estas prácticas y baratas cestas para las basuras que aparatosos e incómodos cubos además carisísimos. En casa reciclamos todo en el mueble bajo el fregadero tengo dos basuras: orgánica y envases. En la terraza guardo en otro cubo de dos compartimentos el papel y el vidrio, en un contenedor pequeño las pilas.

  Pasado un tiempo decidí poner la cafetera en el lado contrario para no estorbar si alguien estaba sentado en la mesa. Y decidí adornar un poco la pared de ladrillo con un letrero retro que encontré en La Maison du Monde.

Como veis el letrero queda de lo más bonito.

  Y también en La Maison du Monde encontré estas cestas a modo de frutero para aprovechar un rincón vacío, tener la fruta organizada y la mesa despejada. Además medimos bien el hueco para que cupieran tres cestas y el ahora muy necesario taburete para seguir teniéndolo a mano para los armarios altos. Aprovechando hasta el último rincón.

  Este fue el aspecto original de la cocina: clásica, rústica, oscura, pequeña. Sus inicios. Nada que ver con la actualidad. Parece sacada de otra casa.

     

  Este era el aspecto tras la segunda reforma: más moderna, un poco más clara pero igualmente pequeña y oscura. Ahora me doy cuenta de que he hecho grandes creaciones en una cocina muy pequeña. Ahora tengo una bancada grande y espaciosa y eso me hace muy FELIZ. Como veis la transformación ha sido INCREÍBLE. Me siento como las familias de los programas de decoración de casas de Divinity. Es como estrenar casa de nuevo. Ha valido la pena el esfuerzo.

Vuelvo a la carga, tranquila y relajada, la actividad bloguera se reanuda.

  Y claro hay que estrenar la K.A. en la nueva cocina: cookies de lacasitos, madeleines, minicakes de limón y arándanos (con la misma receta de las madeleines pero añadiendo arándanos), brownie, clafoutis de cerezas, limonada casera y batidos de Oreo. ¿No está mal como inauguración eh?

  Porque lo mejor de estrenar cocina es preparar meriendas de inauguración para mi familia y amigos.

  Una nueva cocina diseñada a medida, plasmando ideas sobre el papel. Nada en ella se ha dejado al azar. Tenía claro su diseño, materiales, distribución, … Y así ha quedado, como yo esperaba, increíblemente bonita, espaciosa, luminosa, para vivir. Y todo gracias a la persona que me acompaña desde hacia media vida, mi media naranja, mi todo, desde que tenía 19 años llegó a mi vida para quedarse (y tengo 40) y hacerme feliz. Siempre lo consigue, gracias por estar ahí vida, sabes que te quiero. Un proyecto de vida que me ha traído otro de mis sueños, mi nueva cocina.

Como veis estoy FELIZ !!!!!!

Y mi gato Lenny también 😀 😀 😀

Nota: actualizado 02/08/17.

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