Marquesas

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  ¡¡¡¡Feliz Año Nuevo 2.017!!!! Espero que este año venga cargado de esperanza, optimismo, salud, trabajo, amor y que sea aún mejor que el 2.016 que dejamos atrás. Bueno pues aquí estamos en plenas fiestas navideñas. Espero que estéis disfrutando en familia, con vuestros seres queridos, amigos y de la mejor manera posible. Los que me seguís por las redes sociales sabéis que debido a un esguince en la muñeca no voy a poder amasar ni Panettone, ni Roscón de Reyes ni galletas decoradas este año. Y bien que me pesa, pero la verdad que no podía resistirme a hacer algo que mi Kitchen Aid pudiera hacer sola. Ella hace la mezcla y yo sólo coloco la masa en las cápsulas.

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  Las marquesas son un postre típico de Navidad, hecho con almendra molida. Son bizcochitos finos y esponjosos. Es un dulce hecho desde su origen a base de pasta de mazapán, almendra molida, azúcar, huevo y ralladura de limón. Fue creada por el confitero Hipólito Juanes De la Cruz en el año 1.924, y comercializado por su confitería en el municipio de Sonseca, en Toledo. La producción nacional de mazapán, de entre tres y cinco millones de kilos cada año, se concentra principalmente en Toledo, aunque también se fabrica en puntos de Alicante y Ciudad Real. Aunque su origen es incierto se le suele atribuir a los árabes.

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  Bueno, pues para despedir el año las he vuelto a hacer, a mi suegra le han gustado tanto que las he horneado ya tres veces. A mí me gusta más comerlas acompañadas de un buen chocolate a la taza, como el nuevo ValorCao de Chocolates Valor con sabor más intenso. La combinación de chocolate y almendra me encanta, para merendar son una auténtica delicia. Vamos con la receta, es una receta tan tradicional que la he encontrado en varios libros y webs prácticamente iguales. La única variación es montar el azúcar con los huevos a punto de cinta e incluso separar yemas de claras y montar estas a punto de nieve y las yemas con el azúcar a punto de cinta. Sinceramente las he hecho de tres formas diferentes y no he encontrado mucha variación en la textura. De hecho la primera vez que las hice sin batir en exceso los huevos también quedaron muy esponjosas. El azúcar que he utilizado es todo molido, para mí queda más fina la marquesa. Ingredientes a temperatura ambiente.

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Marquesas

INGREDIENTES (12 marquesas):

– 240 g de azúcar glas (separar en 2 mitades la cantidad 120+120 g)

– 250 g de almendra molida

– Ralladura de un limón

– 40 g de harina de todo uso

– 40 g de maicena

– 1 cucharadita o TSP de levadura química o polvo de hornear

– Una pizca de sal

– 4 huevos M

– Azúcar glas para espolvorear

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  Precalentar el horno a 180ºC y preparar unas cápsulas de papel preferiblemente cuadradas.  En un bol mediano mezclar juntos la almendra molida, la mitad del azúcar, la ralladura de limón, las harinas, el polvo de hornear y la sal. Reservar. En un bol grande con la ayuda de unas varillas manuales o eléctricas o robot de cocina, batir los huevos hasta que espumen. Añadir la otra mitad de azúcar glas y seguir batiendo hasta que crezcan un poco. Después añadir la mezcla de ingredientes secos que habíamos reservado. Integrar poco a poco, en 2 ó 3 tandas, con la ayuda de una espátula o batidor a velocidad lenta. Lo suficiente para integrar los ingredientes sin sobrebatir. La mezcla queda un poco espesa no os asustéis. Repartirla entre las cápsulas con la ayuda de una cuchara de helado o 2 cucharas soperas sin llegar al borde de las cápsulas. Hornear a media altura unos 15-20 minutos más o menos o hasta que al introducir un patio este salga limpio. He visto muchas recetas en las que indica unos 12 minutos pero en ese tiempo, de las 6 hornadas que he hecho ninguna estaba bien esponjosa en tan poco tiempo. La superficie se dorará ligeramente por los bordes.

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  Una vez fuera del horno espolvorear con un poco de azúcar glas hasta cubrir la superficie. Y a disfrutar de su sabor 100% navideño.

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  Aunque parecen magdalenas no los son por lo que no esperéis que le salga el típico copete, eso sí, en su interior encontraréis una delicia fina y esponjosa al paladar con ese sabor tan característico a almendra.

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¡Felices Fiestas!

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  Hoy me paso por aquí de puntillas, aunque no os traigo nueva receta.

  Pero no quería desaprovechar la oportunidad de desearos una Feliz Navidad. En estos tiempos aún difíciles para muchas personas quiero desearos que paséis unas Felices Fiestas rodeados de vuestra familia y amigos. Que se cumplan vuestros sueños y esperanzas y que entre todos podamos hacer un mundo más bonito.

  Un beso y un abrazo muy fuerte desde este humilde blog.

Pumpkin Whoopie Pies

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  Sí, ya sé que suena muy raro para ser un pastelito, pero los Whoopie Pies son otro de esos típicos dulces americanos y todavía no había horneado ninguno. Así que ya que estos días tenía por casa puré de calabaza asada de sobra aproveché para hacer una tanda para merendar el domingo. Y tanto me han gustado que como veis ya los he subido al blog. Hace tiempo me compré un molde para Whoopies, pero ya os digo yo que no hacen falta, es más, con el molde queda una rebaba rara que no me gusta pero como no quiero tener moldes por estrenar allá que me fui a hacerlo. ¡Qué delicia! Está jugoso, cremoso, delicioso, hasta me gusta recién sacado de la nevera, como un sandwich frío. Y el relleno de queso crema le va que ni pintado.

  Y ahora diréis … Nos va a contar la historia de estos pequeños y deliciosos pastelitos. Si es que me conocéis muy bien jejeje. Los Whoopies Pies son muy populares en la costa Este Norteamericana, sobre todo en Pennsylvania, donde se han convertido en una tradición de los Amish, y en Maine, ya que ambos se disputan su origen. El más típico es el de chocolate pero los de calabaza también se han hecho muy populares. Un sandwich hecho con dos galletas abizcochadas y una generosa cantidad de crema en su interior. La cocina amish se trata de viejas recetas que han alimentado a las familias durante generaciones, sin fusiones ni mezclas de moda ni entre culturas. Estos pasteles  whoopie fueron considerados un regalo especial porque fueron hechos originalmente de masa sobrante de los bizcochos. Según la leyenda de los Amish, cuando los niños o maridos encontraban estos bocaditos en sus fiambreras de comida, gritaban «Whoopi!«. Los amish también les llaman hucklebucks. El relleno suele ser generalmente de dos tipos, con un glaseado espeso hecho con dulce de manteca vegetal Crisco y azúcar glas o con marshmallow FLUFF, esa crema pecaminosa de nubes.

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  La entrada de hoy es tan rápida que casi no me dejan ni fotografiar este postre. Los han devorado sin piedad. ¡¡¡¡¡Mami date prisa que tenemos hambre!!!!!-dijeron las fieras. Jejeje son insaciables, pero es la única manera de que mi pequeña coma calabaza, en crema o en postre. Me vais a perdonar que hoy no ponga el paso a paso pero es que es muy sencillo. La receta es del libro de Hummingbird Baker Cake Days-Recipes to make every day special, de Tarek Maalouf and The Hummingbird Bakers. Es un libro de lo más completo con cakes, cupcakes, loafs, whoopies, bars, pies, muffins, cookies, … Como veis no tiene desperdicio. Ya he hecho varias y quedan genial. Se trata de una cadena de pastelerías londinense pero con productos típicamente americanos. La primera de estas Bakerys nació en 2.004 en el barrio de Nothing Hill. Luego abrieron unas cuantas más por la ciudad y hasta tienen una en Dubai. Los libros no tienen desperdicios, tengo varios y son recetas deliciosas de las que nunca fallan.

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  He modificado el relleno porque lleva crema de marshmallows (nubes de chuche) y yo no se la he puesto. Me parecía que iba a quedar demasiado dulce. Creo que con el resto de ingredientes queda genial, como el frosting de la Carrot Cake. Así que doblé cantidades y obvié la crema de nubes. Recordad que si no digo lo contrario, ingredientes a temperatura ambiente. Aunque veáis en la foto que he utilizado el molde de Whoopies no es necesario. Con la ayuda de dos cucharas soperas se coloca la masa formando un círculo de unos 5 cm de diámetro y dejando una separación de al menos 2-3 cm entre ellos porque crecen en el horno. Vamos con la receta.

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Pumpkin Whoopie Pies

INGREDIENTES (para unos 8-10 whoopies):

Whoopies

– 120 ml de aceite de oliva suave

– 200 g de azúcar moreno claro (light brown sugar)

– 1/2 TSP o cucharadita de extracto de vainilla

– 1 huevo tamaño L

– 115 g de puré de calabaza (asada o hervida)

– 250 g de harina de todo uso

– 1/2 TSP o cucharadita de polvo de hornear

– 1/2 TSP o cucharadita de bicarbonato sódico

– 1/2 TSP o cucharadita de sal

– 1 TSP o cucharadita de canela molida

– 1 TSP o cucharadita de jengibre

Crema de queso

– 190 g de mantequilla sin sal

– 300 g de azúcar glas (mejor icing sugar)

– 160 g de queso crema no light (tipo Philadelphia)

– 1 TSP o cucharadita de extracto de vainilla

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  Preparamos un molde o un par de papeles de horno encerado sobre dos bandejas. Precalentar el horno a 170ºC con calor arriba y abajo. En un bol tamizar juntos la harina, las especias, el bicarbonato y la levadura, reservar. En otro bol a mano, con varillas eléctricas o en un robot de cocina tipo K.A. batir el aceite con el azúcar y la vainilla hasta que palidezca un poco el color. Verter el huevo y el puré de calabaza y mezclar hasta obtener una masa homogénea. Añadir la mezcla de ingredientes secos a velocidad baja solo hasta que se integre. Con la ayuda de dos cucharas soperas o una de helado verter masa sobre los papeles de horno en las bandejas formando círculos (de unos 5 cm de diámetro) y separando 2-3 cm entre ellos. Hornear a media altura de 10 a 13 minutos o hasta que al pinchar con un palito este salga limpio o se torne la superficie dorada. Sacar del horno y dejar enfriar por completo. Mientras se hornea aprovechar para hacer el frosting: en un bol de un robot de cocina batir la mantequilla con el azúcar con el accesorio pala hasta que quede una mezcla suave. Después añadir el queso crema ligeramente batido con la ayuda de un cucharón o cuchara de madera y la vainilla. Batir a velocidad alta por un minuto. Reservar en la nevera mientras se enfrían las galletas del whoopie.

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  Una vez frías las galletas rellenar con la crema y a disfrutar!!!!!!!!

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Con forma de galleta pero textura de bizcocho.

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Solo o acompañado de un gran vaso de leche, un café o un Chai tea latte, deliciosos.
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La jugosidad del bizcocho y la untuosidad de la crema lo hacen irresistible.

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Un postre muy cómodo de comer, a bocados, con las manos y sin ensuciar nada.

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El bocado no te dejará indiferente, es así de jugoso y tierno. No dejamos ni las migas.

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Quesada pasiega tradicional cántabra y algo más

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  El verano pasado volvimos a repetir vacaciones por el norte de España. Esta vez en la zona oriental de Cantabria, y también visitamos Vitoria y Bilbao. Hace dos veranos ya estuvimos en la zona de los Picos de Europa y Asturias. Esta vez nos alojamos en el municipio de Hazas de Cesto.

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  Y tenía pendiente hacer algún postre de la zona. Viajar al norte es adentrarse en la naturaleza, volver al medio rural y degustar una gastronomía que no defrauda. Además encontramos un alojamiento increíble, un herrero en una gran finca con parcela para que las niñas camparan a sus anchas. El hórreo es una construcción más típica asturiana, en Cantabria sería la cabaña pasiega pero a nosotros este pequeño tesoro nos encantó. La parte de abajo en lugar de abierta estaba cerrada y habían construido una cocina-comedor.

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  Los dueños del lugar nos proporcionaron además 4 bicicletas. Son las vacaciones ideales para las niñas y para nosotros. La mañana la dedicábamos a ver algún pueblo o ciudad, o hacer alguna excursión. Después de comer volvíamos al hórreo, nosotros aprovechábamos para descansar un poco, leer, o no hacer nada más que tumbarnos en el césped. Las niñas aprovechaban para jugar, correr e inventarse historias.

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  Luego cogíamos las bicis y nos íbamos por los caminos a ver a los caballos, las vacas, las ovejas, el río, … A las niñas les encantó ir a las Cuevas de Altamira y de El Soplao, o al Parque de Cabárceno donde disfrutaron de los animales, especialmente de los osos.

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  No sé por qué estos días me he acordado de nuestras vacaciones. Será la lluvia de estos días en Valencia. Será la idea de hornear unas quesadas pasiegas caseras. Será que me traje cuajo de allí y mantequilla de los Valles Pasiegos y no quería que me caducara. Y que este domingo, en Valencia, el tiempo sólo invitaba a recogerse en casa y encender el horno. Así pues, con leche fresca de vaca y cuajo natural bovino, preparé el queso tradicional con el que se prepara este típico postre cántabro, la quesada pasiega.

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En Hazas de Cesto, donde nos alojamos, probamos unas cuantas quesadas pasiegas.

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  Y sobaos, bollos, magdalenas y un par de postres que nos trajimos de Bilbao uno de los días que visitamos la ciudad. El típico pastel vasco y un Goxua. Como veis allá donde voy me gusta probar la repostería típica.

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Como veis hice acopio de mantequillas del lugar.

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Y más quesadas …

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Arroz con leche.

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Cuajadas … Vamos que las vacas conmigo tienen faena jejeje.

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Y vinimos encantados de comer cocido montañés. Que no sólo de dulce vivo yo.

  Cantabria es una región de gran tradición repostera. La excelente calidad de la leche y sus derivados, han sido durante siglos la base de la repostería artesana cántabra, con dulces tan exquisitos como la “Quesada pasiega” o el universal “Sobao pasiego”.

  La quesada pasiega tradicional se puede tomar fría o bien templada al poco de salir del horno. Yo la prefiero tomar al día siguiente, más cuajada pero no fría. Su aroma a limón y canela, se deshace en la boca, y hacen de ella uno de esos dulces cántabros que tanto me gustan.

  La quesada original se preparaba horneando una pasta compacta hecha con queso pasiego fresco o  «queso de las pasiegas», mantequilla, huevos, miel, harina, cáscara de limón y canela. Es un queso elaborado con leche de vaca fresca que se cuajaba, para luego trocearlo en pequeños pedazos. La cuajada pasaba, una vez escurrida, a una tabla hasta quedar por completo sin suero. La quesada pasiega es un postre típico de los Valle Pasiegos y es uno de los postres más representativos de Cantabria. El término “pasiego” se refiere a algo cuyo origen se encuentra en el valle entre ríos Miera, Pisueña y Pas; bello paraje verde y ondulante en el que abunda el ganado y, por ende, la leche y el queso, ingrediente fundamental de esta tarta parecida al budín.

  El origen de la quesada es un tanto incierto, pero sabemos que en El Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, en el S.XIV y también en el libro de cocina de Rupert de Nola, en 1.529, se habla del queso asadero, por ser un queso que mejora mucho asándole, así como de una receta muy próxima a la de la quesada.

  La importancia de la mantequilla en la quesada pasiega es innegable. Este producto marcó siempre la desigualdad entre los pueblos del norte de España y los del Sur. Arriba la mantequilla y abajo la oliva. La utilización de la mantequilla fue una de las herencias bárbaras recibidas por los pueblos del norte del país. Por su color y textura, era utilizada en las ceremonias religiosas de bretones e irlandeses. Otro producto primordial es la leche que procedía de las vacas de los valles pasiegos. Leche fresca, con cuerpo, para elaborar el queso. Y también el azúcar, que entró en España de la mano de los árabes y cuyo origen generalizado no se produce hasta el siglo XIII. Por ello, se cree que los primeros sobaos y quesadas se elaboraban con miel, abundante en los bosques de Cantabria.

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  De las virtudes de la quesada y su relación con la economía pasiega podríamos referirnos en los mismos términos que en el sobao. Se trata de un dulce simple y sencillo, pero cuyo éxito depende en buena medida de la calidad de la leche de la raza vacuna pasiega. El queso fresco salía de las ubres de una raza autóctona, preparadas durante siglos para la producción de leche de características peculiares por gentes, los pasiegos, que lo hacían con mentalidad de pastores. Éstos llevaban  el ganado en la primavera y verano a las branizas (prados robados al bosque) en compañía de toda la familia, con el nomadismo propio de los pastores, para estabularlo posteriormente en invierno y alimentándolo únicamente con heno.

  Cuando el consumidor de hoy en día degusta una quesada, en cierto modo, está reviviendo las características sutiles y sensuales del hogar pasiego. El sabor a humo del horno, las delicias de la mantequilla casera, de extraordinarias características organolépticas, las reminiscencias animales del odre, el gusto de los huevos de gallinas bien libres, el sabor seco de trigos perfectamente seleccionados para hacer el pan y las características de un azúcar que se adapta perfectamente al recocido, producto caro y prestigioso, que dejó en segundo plano a la miel. Toda una delicia para el paladar y una buena manera de saborear lo más genuino del pueblo cántaro. Fuente: Libro Ruta Gastronómica por Cantabria, de Inés Butrón.

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  Aunque hay gente que prepara este postre con queso fresco, yogur o cuajada yo he querido hacerlo a la manera tradicional. Aunque no he podido conseguir leche fresca cántabra sino la leche fresca, los huevos son recién puestos y la mantequilla pasiega.

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En Cantabria hay máquinas dispensadoras de leche fresca como esta de La Cántara.

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Yo me he conformado con una leche fresca uperisada.

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  Espero haberme acercado a la receta tradicional aunque la leche no sea cántabra. Espero que os guste.

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  La receta que os presento la recoge Concepción Herrera de Bascuñan en el libro “Cocina Cántabra”. Es una receta muy antigua, de 1.895, cuando las quesadas se elaboraban en los hornos de leña al sacar el pan. Y la encontré también en el blog Sweet & Sour, toda una delicia de su autora Virginia.

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El sabor denso con aromas a cítricos y canela es mi perdición.

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Tengo especial predilección por los postres de toda la vida.

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No hay nada más sencillo y delicioso.

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Quesada pasiega

INGREDIENTES  (para 8 porciones):

– 1 litro de leche fresca entera pasteurizada

– 2 cucharadas o TBSP de cuajo (lo venden en farmacias)

– 4 huevos tamaño M

– 250 g de azúcar

– 100 g de mantequilla

– Ralladura de 1/2 limón

– 1 TSP o cucharadita de canela

– Una pizca de sal

– 100 g de harina

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Una vez obtenida la leche cuajada reservar.

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  Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. En un bol grande batir los huevos con el azúcar y añadir la mantequilla previamente derretida y dejada de nuevo enfriar. Por otro lado añadir a la leche cuajada la ralladura de limón, la canela y la pizca de sal. Mezclar con una cuchara sin deshacer demasiado los grumos y verter en la mezcla de huevos. Por último añadir la harina y mezclar con una cuchara o espátula dejando la masa más bien gruesa, sin deshacer todos los grumos. Preparar un molde cuadrado o rectangular untado con un poco de mantequilla y colocar papel de horno, espolvorear con un poco de azúcar y canela. Verter la masa sobre el molde. Hornear durante 8 minutos a 200ºC y luego durante 45 minutos a 180ºC. Pasada media hora de estos 45 minutos subir la bandeja del horno al tercio superior.

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  Este es el aspecto dejándola enfriar un poco, 30 minutos después de hornear. Está más granulosa, «menos cuajada».

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  Se puede tomar templada o dejar reposar hasta el día siguiente.

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  Si la refrigeráis tened en cuenta que para apreciar mejor su sabor ha de estar templada así que sacadla de la nevera 30 minutos antes de servir. Yo la he probado de las dos maneras. Recién hecha es como más sedosa, menos compacta.

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  Al día siguiente está como más cuajada. Deliciosa de cualquier manera. En el desayuno, merienda o de postre, cualquier momento es bueno para degustar este típico postre cántabro que tantas ganas tenía de hacer en casa.

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Muffins de calabaza y crema de queso

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  Ya sabéis lo que me gusta a mí la calabaza, el otoño es una de mis estaciones favoritas, sólo por eso. Bueno y porque se acaban las vacaciones de verano de las niñas, que a veces se hacen muuuuuuy largas. Al final nos cansamos de todo, las niñas vuelven al cole y nosotros a la rutina. Entonces empiezo a ver calabazas en el mercado y se me va haciendo la boca agua. Vi uno de esos vídeos de Facebook, de muffins de calabaza y queso crema hace unas semanas.  Y siguiendo el enlace llegué a esta página, The Novice Chef, el blog de Jessica no tiene desperdicio. Es la tercera vez que los hago y como veis repito. Esta semana en casa y en el trabajo he triunfado, y no es para menos, están de muerte, jugosos, especiados, cremosos, …. Vamos, que los voy a hacer más veces. Se van a convertir en uno de esos básicos otoñales, como este otro bizcocho de calabaza que tanto me gusta. Últimamente lo hago sin las nueces pero las admite troceadas o picadas ( mejor sin piel, para que no amarguen).

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  Pues dicho esto, mi suegra me trajo una calabaza horneada a leña en el pueblo y como a mis hijas les chiflan estos muffins no me lo pensé. Salen unos 17 tamaño mediano, 4 nos comimos el viernes para desayunar, 6 me llevé al trabajo para mis compañeras y 3 se llevó mi marido al suyo. Me quedaron otros 4 para desayunar esta mañana. Como veis no duran mucho en casa. Al hacerles una foto me di cuenta que hace ya unas semanas los hice y no los subí al blog. Mi amiga Isa tenía antojo de muffins y le había prometido que le haría unos deliciosos. Y además me pidió que se los llevara en la cesta de la bici. Me llama Bree Van De Camp (de Mujeres desesperadas) 😂 😂. Pues no defraudan, ni a ella ni a nadie que los ha probado. Y yo sin subirlos al blog!!!!! Pues esto tenía que remediarlo, porque están de vicio. Otro básico para mis desayunos y meriendas otoñales-invernales.

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¿Son para hincarles el diente ahora mismo o no?

  Para hacer la traducción de tazas de esta receta americana utilizo mis tablas de equivalencias, no fallan. La receta utiliza exactamente 15 OZ ó 425 g de puré de calabaza y no es al azar. Es la cantidad que viene en una Can pumpkin o Pure pumpkin puree. Los americanos son muy de utilizar miles de preparados para sus postres, incluyendo latas de calabaza, arándanos, cerezas, ruibarbo, … para sus tartas tipo Pie, mixes o mezclas para sus bizcochos. Yo prefiero asar y triturar las calabazas tan buenas que tenemos en Valencia pero si me pilla fuera de temporada viene muy bien tener una de estas latas a mano. Yo las compro en Taste of America y son sólo puré de calabaza, sin aditivos de ningún tipo. Las podéis encontrar desde 2’90 € cada lata. Éso sí, prácticas son, desde luego. Abrir y verter. Y si nos pilla fuera de temporada de calabazas siempre podemos quitarnos el antojo. Vamos con la receta, muy fácil. Ingredientes a temperatura ambiente.

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Muffins de calabaza y queso crema

INGREDIENTES (para unos 17 muffins tamaño medio):

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– 210 g de harina de todo uso

– 1 cucharada o TBSP de Pumpkin Spice Mix

– 1 cucharadita o TSP de bicarbonato sódico

– 1/2 cucharadita o TSP de sal

– 425 g de puré de calabaza asada o hervida, sin piel, hebras ni pepitas y triturada

– 200 g de azúcar blanco granulado

– 110 g de azúcar moreno (yo he utilizado Dark brown sugar)

– 2 huevo tamaño L

– 120 ml de aceite de oliva suave

– 1 TBSP o cucharada de extracto de vainilla (para hacerlo casero clica aquí)

Crema de queso

– 225 g de queso crema tipo Philadelphia (no light)

– 50 g de azúcar

– 1 yema de huevo tamaño L

– 2 TSP o cucharaditas de extracto de vainilla (para hacerlo casero clica aquí)

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Me estoy aficionando a estos collages tan prácticos.

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En la cesta de mi bici, bien cargados de crema, preparados para almorzar en el trabajo.

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