Sí, lo sé, mi blog no es un blog viajero, pero como es una de mis pasiones esta vez me permito esta licencia. Espero que os guste esta ciudad noruega. Y si vais a viajar próximamente a Stavanger espero que os sea útil. Si no, disfrutad de las fotografías. Subir al Preikestolen tiene algo especial y os recomiendo ir a Noruega al menos una vez en la vida.

Y después de ir de tiendas y de comer dulces hasta que el azúcar en sangre me llegaba a niveles que ya no eran compatibles con la vida, había que quemar todo eso y qué mejor que patear la bonita ciudad de Stavanger y subir una montaña. Como os contaba en el post guía dulce de Stavanger:
Noruega es un país un poco más pequeño que España, tiene unos 400.000 km² pero por su situación en la península Escandinava tiene una forma alargada que hace que abarque más de 2.500 km de longitud de costa con una anchura máxima de 431 km. A pesar de que hay zonas que en invierno ven congeladas sus aguas otras sin embargo al estar bañadas por una corriente procedente del golfo de México no son tan frías y tienen temperaturas más suaves para la latitud que tiene el país. Estando a la altura de Groenlandia no es un país que en invierno se congele absolutamente para que me entendáis. Tiene el glaciar continental más grande de toda Europa, el Jostedalsbreen, lagos y fiordos kilométricos. El reino de Noruega es una explosión de naturaleza que no debería perderse nadie. Ha pertenecido a Dinamarca y Suecia, sólo hace un siglo que se independizó de manera pacífica de Suecia. Precisamente por ese carácter pacifista hace entrega del Premio Nobel de la Paz, el único que se otorga fuera de Suecia. Tiene además unas islas en el Ártico, las Svalbard, donde habita el oso polar. Tiene una población indígena, el pueblo sami, con representación parlamentaria.
El noruego es, como el danés y el sueco, a los que tanto se parece, un idioma relativamente simple en su gramática y su vocabulario, pero bastante complejo en su pronunciación. El idioma noruego tiene dos vertientes oficiales, el bokmål (lengua de los libros) y el nynorsk (nuevo noruego). Además está el sami en sus tres vertientes diferentes que es una lengua emparentada con el finés. Es la lengua propia de los indígenas noruegos, el pueblo sami, los lapones. El bokmål sería de origen danés y el más utilizado por un 84% de la población y es la forma de escritura principal entre los noruegos, también es la lengua literaria (bok es libro en noruego). El nynorsk se creó en el siglo XX a partir de dialectos arcaicos noruegos hablados en la antigüedad, en contraposición al danés, como forma de defender la identidad nacional frente la invasión cultural danesa. En todo caso por su facilidad para aprender idiomas no os costará entendemos con ellos en inglés. Su moneda oficial es la corona noruega (kroner o kr o NOK), 1 NOK= 8′ 39 euros. No pertenecen a la Unión Europea, pero tienen convenios, por ejemplo en sanidad, y podéis sacados la tarjeta sanitaria europea para tener allí cobertura. Y tiene una calidad de vida envidiable, pero les falta el sol que tanto ansían los noruegos. Su sueño es jubilarse en España!!!!
Si vas a viajar a Noruega visita su página oficial en español y descárgate aquí sus folletos gratuitos, algunos te los mandan gratis por correo.
Stavanger es una ciudad costera del suroeste de Noruega que tiene 68 km² con 130.000 habitantes. Está situada en el condado de Rogaland. La mayoría de sus habitantes viven en casas unifamiliares con tejados de pizarra y revestidas de madera, en su mayoría de color blanco. Desde su fundación, alrededor del año 1.125, hasta el s. XIX no pasó de ser un pueblo de provincias. Entonces llegó el arenque y todo cambió. Se convirtió en una ciudad de tradición pesquera y conservera. De hecho a los de Stavanger se les llama siddis, que es la unión de la s de Satavanger y la palabra iddis que significa sardina. El símbolo de la ciudad, bastante apropiado, es la llave de una lata de sardinas. También viven de la agricultura, el transporte marítimo y de la aviación. Sin embargo, lo bueno no suele durar mucho y alrededor de los años 50-60 del siglo pasado la industria pesquera y conservera de la zona cayó en un profundo declive, hundiendo con ella Stavanger. Hasta que un buen día allá por el año 1.969, haciendo prospecciones en el Mar del Norte, encontraron petróleo y la economía Noruega dio un vuelco de 180º, dándoles una inyección de bienestar económico y una calidad de vida inmejorable. Es la capital europea del petróleo. Además de todos los puntos del país y del extranjero (veáse una Patri y su marido españoles) vienen visitas para admirar su geografía y paisajes impresionantes.
Empezaremos con datos prácticos de viaje. Nosotros esta vez volamos con Norwegian, desde Alicante. Hay una línea de autobuses que hace el trayecto Sola-Stavanger-Sola cada 20 minutos desde las 3:35h hasta las 00:30h o la tarde-noche en función del día. El autobús es el Flybussen Stavanger de la compañía Boreal que pasa cada 20 minutos y cuesta unos 13,60 euros/trayecto/persona (160 kr) si lo sacas ida y vuelta (Tur/retur), la vuelta está abierta. Sale del aeropuerto y para en varios hoteles y junto a la estación de ferrocarril. Podéis preguntar al conductor por la parada más cercana a vuestro hotel o entrar en el enlace de Flybussen. Después vuelve al aeropuerto. También podéis coger el autobús urbano 143 que os deja en el centro y es un poco más barato (esto lo averiguamos después).
Si queréis descubrir detalles de la vida noruega no perdáis ojo del trayecto en autobús. Urbanizaciones de lindas casas de madera blancas con sus tejados de pizarra o terracota, sus vallas de madera, para separar acústica y físicamente de la carretera. Casi todas las casas tienen en su jardín una cama elástica, les encanta!!!! Y los tendederos tienen el aspecto de un paraguas después de una tempestad, vueltos del revés. En Noruega las bicis no necesitan candados, nadie se las lleva. Las ventanas nunca tienen corridas del todo las cortinas, de hecho suelen estar a mitad, curiosear es una manera de entretenerse en una vida un poco aburrida. Veréis vacas, cabras, ovejas y caballos. Todo muy limpio, cuidado y bien conservado.
Además buscad un cartel que ponga Sverd y Fjell, el monumento de las tres espadas se ve desde el autobús. Pero no os perdáis una visita, merece la pena ver atardecer desde allí.
Nos alojamos en un céntrico hotel. El Myhregaarden Hotel en la céntrica Nygaten, sin duda fue la mejor opción del viaje. Estaba cerca de todo, hacía unos desayunos consistentes para coger fuerzas todos los días. Además nos encontramos con que a partir de las 17h podías tomar una merienda-cena (ensalada, sandwich, fruta y bebida) incluida en el precio de la habitación, de lunes a jueves, aunque el viernes también pudimos. Y la atención muy buena. Meted en la maleta buen calzado, cómodo y antideslizante, un polar, un chubasquero, un paraguas y ropa cómoda. El aeropuerto de Stavanger está en la localidad de Sola a 17 km del centro de la ciudad, unos 20 minutos de Stavanger.

Lo bueno que tiene ir a Stavanger en octubre es que al ser temporada baja apenas hay turistas. Lo malo es que pillamos la semana otoñal más lluviosa y no pudimos hacer todas las excursiones que nos hubiera gustado. Así que cuando llovía nos íbamos de tiendas o a tomar café con bollos, jejejeje, no está mal pensado ¿eh? Casi todo lo que hay que ver en Stavanger se halla en una pequeña área, perfectamente abarcable, centrada en la punta de la bahía del puerto, justo donde está el mercado de pescado. En la orilla oeste está la calle Strandkaien, a lo largo de la cual se asienta Gamle Stavanger. En la orilla este, Skagenkaien, la cara más concurrida de la pequeña península de Skagen, donde empieza toda la maraña de restaurantes, hoteles, pubs y tiendas de esta zona. Y al sur se encuentra el pequeño lago Breivatnet, en cuyos márgenes se levanta la catedral.
Empezamos el recorrido por la plaza de la catedral de Stavanger cuya entrada da al puerto. Desde ahí se puede ver el Mercado de pescado (fisketorget) y muy cerca está también la oficina de turismo. Podéis conseguir muchos folletos e información.

Es el sitio perfecto para empezar un paseo por el puerto.

Broken Column («Columna rota»), un proyecto escultórico realizado por Antony Gormley en Stavanger, se compone de 23 figuras de hierro fundido colocadas en diferentes lugares de la ciudad. Aquí podéis encontrar una de ellas.

No es tan espectacular como el de Bergen, es más pesquero, pero también bonito.

Además en los muelles Skagenkaien y Strandkaien podréis encontrar buenos restaurantes de cocina típica noruega.

Como el restaurante N.B. Sørensens Dampskibsexpedition. Este lugar restaurado y reconstruido a bar-restaurante en el año 1.990 era en realidad el lugar donde los emigrantes noruegos esperaban antes de embarcar en los navíos que habrían de llevarlos hasta Norteamérica hace 150 años. De hecho en sus paredes mantienen billetes de embarque de los emigrantes, la madera curtida, los mapas antiguos, fotografías antiguas, faroles de gas… Menú internacional y noruego. Lo podéis encontrar en Skagenkaien.

Desde estos muelles podéis coger ferrys al Lysefjord o fiordo de la luz.

Tiene unas maravillosas vistas de la bahía de Vågen.

Desde el muelle Strandkaien se ve el complejo Gamle Satavanger. El encanto de la ciudad antigua se descubre aquí en el viejo Stavanger. Es el grupo de casas de madera mejor preservado y más grande de Europa septentrional. Las 150 casas que podéis ver aquí datan del s. XVIII y principios de XIX. Esta zona, también llamada Straen, acoge a un sinfín de gatos somnolientos que la pueblan. Las casas que hoy perduran fueron originariamente las viviendas y los almacenes de los comerciantes de conservas y de algunos artesanos y marinos de entre 1.830 y 1.890.

Bajando por las calles, estrechas y empedradas, se encuentran casitas blancas y pequeñas, con los techos de tejas de terracota, que son, en su mayoría, tiendas de artesanía y galerías de arte.

Como en toda Satavanger encontraréis las calles limpias, cuidadas y damos fe de ello porque hay un señor noruego muy mayor que se dedica a mantener el Gamla Stavanger reluciente. Las dos veces que lo visitamos iba con su recogedor y su bolsa. Si en otoño está así no me quiero imaginar cómo será en primavera aún más lleno de flores. Íbamos paseando apenas sin cruzarnos con nadie, tranquilos, sin agobios. Si nos cruzábamos con alguien eran vecinos, ni un turista!!!!!

Podéis ver los detalles de puertas y ventanas. Los alféizares de las mismas siempre decorados con algún detalle.

Son como de cuento, pero en metros son muy pequeñas. Alguna está habitada, como casa me refiero, pero en general son tiendas y talleres de artesanía.

Cuidando hasta el último detalle.

Como veis bien merece un paseo. Es la zona más bonita y típica de la ciudad.

En cada rincón hay una buena foto.

Con esos interiores tan cuidados está permitido curiosear.

Si hubo una terraza y jardín que nos llamara la atención fue sin duda esta. Con vistas a la bahía de Vågen.

Dan ganas de llamar y disfrutar de la hospitalidad noruega.

Un picaporte con estilo.

Las tomas de agua de los bomberos, integradas en el entorno. Parece una seta ¿eh?

El museo de conservas de Noruega (Norsk hermetikkmuseum) bien merece una visita, situado en una antigua fábrica de conservas junto al Gamle Stavanger. El primer domingo de cada mes y los martes y jueves de la época estival puedes ver en funcionamiento los hornos y degustar pescado recién ahumado. El edificio no es especialmente bonito como veis pero es un lugar interesante de visitar. Otro museo muy recomendable es el del petróleo (Norsk Oljemuseum) aunque nosotros a éste no fuimos. Si os gustan los museos hay un sinfín más que podéis visitar.

Me llamaron la atención estos comederos de pájaros.

Al igual que las alcantarillas de Bergen estas también son muy bonitas ¿no os parece?

Capítulo aparte merece el gato de los bosques noruegos, muy apacible. De pelo más largo y poblado que el gato común español, no en vano ha de protegerse del frío de aquí.

Nos daban ganas de llevarnos uno a casa como compañero de juegos de nuestro gato Simón.

Y que me decís de este Husky, vimos muy pocos perros en Stavanger, al menos en el núcleo urbano. Menuda planta tenía éste, también muy cariñoso.

En Breiavatnet, el lago del parque de la ciudad podéis dar de comer a los cisnes, las palomas y las gaviotas, pero cuidado, algunas tienen muy mal humor.

Había una acaparadora que no paraba de gritar para que sólo le diéramos de comer a ella.

Si hay una calle animada y con unos comercios y cafeterías muy cuidadas ésa es la calle de colores o Fargegaten, la Øvre Holmegate. A un peluquero, Tom Kjørsvik, se le ocurrió en 2.005 que para llamar un poco la atención de esos comercios podrían pintar las casas de esa calle de vivos colores y fue un éxito. A lo Notting Hill.

Si habéis leído el post guía dulce de Stavanger veréis que hay cafeterías muy cucas.

Bøker og Bøst.

Y Sjokoladepiken, entre otras.

Aquí hasta los buzones son estilosos.

El frío no detiene el poder disfrutar de una terraza en Stavanger.

Muy cerca de esta calle de colores está la Valbergtårnet, una torre vigía que alberga el Vektermuseet, el museo de los vigilantes. Esta torre data del s. XIX y su función gracias a su panorámica de la ciudad era la de prevenir sobre todo incendios y ataques.

Esta es la principal catedral de Stavanger, o como ellos las llaman Domkirke, data del año 1.125 aunque tras un incendio en 1.272 fue reconstruida. Esta catedral, la única de Noruega construida durante la Edad Media que mantiene su estilo original, fue levantada siguiendo los cánones del arte románico anglonormando. Junto a la iglesia está el Kongsgård, antigua residencia de reyes y obispos, en la actualidad es una escuela y no está abierta al público.

Como la mayoría de iglesias noruegas destaca por su sobriedad interior.

Esta otra es la iglesia St. Petri construida en 1.866, además de lugar de culto es sala de conciertos. Las iglesias de Stavanger organizan más de 120 eventos culturales de diferentes tipos cada año y muchos aquí.

A las afueras de Stavanger está el monumento Sverd i Fjell, espadas en la montaña. Junto a un fiordo, el Hafrsfjord, está el monumento nacional a la unidad del reino de Noruega. La historia cuenta que fue aquí donde Harald Hårfagre unió Noruega en un solo reino en el año 872. Bien merece una visita.

El monumento simboliza paz, unidad y libertad. Las empuñaduras de estas espadas vikingas han sido tomadas de las espadas encontradas en diferentes partes del país. Esculpido por Friz Røed fue inaugurado por el rey Olav en 1.983.

Podéis llegar hasta aquí cogiendo el bus 29 en Haakon VIIs gate en la acera del Hotel Radisson SAS Blue. La parada donde tenéis que bajar es Madlaleiren, cuidado porque hay nombres muy parecidos. El bus lleva indicador electrónico que va avisando de las paradas. Podéis sacar billete de ida y vuelta, sale más barato, nosotros lo averiguamos después. El precio es de 36 kr/persona/trayecto sin I/V, tarda unos 15 minutos en llegar. El monumento lo veis también desde el Flybussen pero merece la pena parar aquí, ver lo grandes que son y si puede ser ver la puesta de sol como muy bien me aconsejó mi amiga María Summer.

En verano la gente se baña aquí, nosotros vimos a dos noruegos haciendo windsurf, a los noruegos les encanta hacer deporte, no sólo de invierno. La playa es muy visitada en verano junto con la de Solastranda o Vaulen.


El hecho de que llueva a menudo hace que hasta en otoño esté verde y caigan chorros de agua de aquí y allá.

Este arbusto ni siquiera sé lo que es pero me gustó.

Bayas no vimos tantas como en la zona de Bergen, me decepcionó un poco porque en los puestos de mercado que montan en la plaza de la Dormkirke tampoco tenían frutos rojos y los del súper eran de Holanda y Argentina, increíble!!!!! Mi gozo en un pozo. ¿Será que no es temporada?

No olvidéis visitar el monumento de las espadas.

Y ahora llegó el momento de contaros la subida la Preikestolen. No os perdáis la información práctica que os voy a dar sobre todo si vais a ir fuera de temporada (de octubre a abril). Hay gente que en estos meses alquila un coche para llegar hasta allí. También podéis ir en transporte público.
El trayecto suele ser Stavanger-Tau en ferry, incluso puedes llevar en él tu propio coche. El ferry a Tau se coge en el puerto de la bahía de Østre Havn, el muelle Fiskepiren, muy cerca de nuestro hotel. La compañía que elegimos es Norled. El billete se saca en el mismo ferry, el trayecto dura unos 40 minutos y cuesta 47 kr/persona/trayecto.
Luego se coge un bus de Tau hasta los pies del Preikestolen, la cabaña a los pies de la subida (Preikestolhytta) pero en temporada baja el bus sólo hace el trayecto Tau-Jørpeland y el tramo Jørpeland-Preikestolhytta se puede hacer andando (10 km) o en taxi. Nosotros elegimos esta última opción. Compartimos taxi con 5 personas más que bajaban del bus. El trayecto cuesta unos 282 kr/trayecto. En función de las personas que seáis sale más o menos económico. Nosotros tuvimos suerte, antes de coger el autobús en Tau llamamos al taxi para que nos esperara en la parada de bus en Jørpeland. La recepcionista del hotel muy amable nos proporcionó el número de teléfono (51746411). La suerte fue qué nos estaba esperando un 7 plazas y lo compartimos con 5 personas más, así que nos salió muy barato.

Esta es la parada del bus, la veréis nada más bajar del ferry. Hace el trayecto Tau-Jørpeland o Tau-Priekestolen, según la temporada del año. El cartel de abajo os indica los horarios. Cerca hay una cabaña con aseos limpios que tiene un tablón con los horarios de los ferrys. Si hace mucho frío podéis esperar en la sala que hay en la cabaña, tiene calefacción.

Fijaos en las vistas desde el ferry, no tienen desperdicio.

Estas cabañas de madera pintadas de rojo son las típicas rorbuer o hytter, cabañas de pescadores con su embarcadero.

Vistas de Preikestolhytta, es un área de descanso que incluye albergue, restaurante, aseos públicos, tienda de souvenirs y oficina de correos. Desde aquí empieza la ascensión al Preikestolen (en nynorsk) o Prekestolen (en bokmål) cuya traducción sería el Púlpito. Se trata de un saliente de unos 25×25 metros casi plano que se erige a 604 metros sobre el Lysefjord (fiordo de la luz). Ofrece unas vistas que cortan la respiración. Este acantilado a orillas de la lengua de tierra de Lysefjorden acaba en una especie de megalítica proa de piedra, una gigantesca torre de vigía cuya cima acaba en una gran explanada horizontal con unas vistas impresionantes. Antiguamente era conocido como Hyvlatonnå (nombre local que significa algo así como diente del cepillo de carpintero, o sea, la cuchilla del cepillo). Amenaza con desplomarse sobre el fiordo cualquier día, tiene una gran grieta que lo atraviesa. Cuenta la leyenda que se caerá sobre el fiordo cuando siete hermanas se casen con siete hermanos.

Desde aquí comenzamos la ascensión, 2+2t. Unas 2 h de subida, 30 minutos en el Preikestolen y 1 ½ de bajada. Nosotros subimos en 1h y 40 minutos. No está mal para una urbanita como yo ¿no?. En teoría no debería advertiros, pero por algunas fotos que he visto por ahí os recuerdo que es imprescindible llevar zapato cómodo, si puede ser de Gore tex® y con suela antideslizante especial montaña con suela tipo clavos, ropa cómoda y de abrigo, sobre todo cortavientos impermeable con forro polar y capucha. Por el camino de la ascensión os sobrará ropa pero os aseguro que arriba no. Una pequeña mochila que no cale la lluvia, un paraguas, agua o bebida tipo Aquarius (sobre todo en verano), comida y un puñado de frutos secos o dulce, azúcar de rápida absorción tipo Kvikk Lunsj (el Kit Kat noruego de la marca Freia). Nosotros llevábamos bocatas de salmón, bollos noruegos y chocolate y una botella de agua, y cayó todo. También vendría bien llevar unos calcetines y camiseta extra por si os caláis o sudáis demasiado y un gorro y unos guantes porque arriba en octubre se os quedan las manos heladas sólo de sacarlas para hacer fotos. El paraguas nos vino muy bien en la ascensión porque durante un tramo nos cayó la del pulpo y arriba al llegar al Preikestolen amainó y nos dio tregua. He visto fotos de gente en verano con chanclas!!!!!!!! No digáis que no os lo advertí.

Por el camino encontraréis carteles como este para hacheros una idea del camino recorrido y lo que os falta por llegar.

Seguid las indicaciones y la T dibujada en rojo en algunas rocas. En temporada alta a veces hay tanta gente que sólo hay que seguir la hilera de gente, nosotros había tramos que íbamos solos, siendo la primera vez que subíamos ya os digo yo que no os perdéis.

Al Preikestolen el fin de semana suben muchos noruegos a hacer ejercicio, trekking, solos, en pareja, en familia (con niños incluidos), perros y ancianos. Veréis de todo. Cada uno va a su ritmo, esto no es una carrera.

Recordad no ir dejando deshechos por el camino, dejad el paisaje libre de basura.

El primer tramo de ascensión es de los más duros, para empezar fuerte. Yo pensé si empieza así no llego arriba. Luego se relaja un poco y se hace más llevadero.


Venga no os desaniméis, si yo pude hacerlo cualquiera puede, no soy deportista aunque tengo buena forma física, sorprendentemente.

Cada época tiene su aquel, en otoño los colores también tienen su encanto.

Nosotros paramos a hacer fotos más en la bajada que en la subida, como la lluvia nos dio tregua a los 2/3 del camino seguimos enfilados. Una vez arriba nos volvió a llover, no desesperéis. Aquí llueve, sale el sol, se nubla y vuelve a salir el sol, todo en muy poco tiempo. En el último tramo veréis una zona más plana, pensad que una vez pasado el lago y esta «meseta» ya queda poco.

Coged aire puro en vuestros pulmones, admirad el paisaje y seguid. Ya está casi.

Y por fin se vislumbra el fiordo de la luz, el Lysefjord. Por cierto ¿sabéis qué es un fiordo? Pues es un tajo, una profunda herida abierta por el cuchillo de los glaciares en la roca y cerrada después por el mar. Son largos y profundos ríos de agua salada que penetran en la tierra cientos de kilómetros. Y dejan vistas tan espectaculares como estas que vais a ver a continuación.

El nombre de púlpito es de lo más acertado ¿no os parece?

El esfuerzo ha valido la pena.

Qué caprichosa es la madre naturaleza, dándonos este precioso balcón con vistas al fiordo. No iba predispuesta a poner posturas raras ni hacer locuras, la caída es de más de 600 m. Hace un par de años murió un español. La cosa no es broma. Nada de acercarse al borde de pie. Puede venir una ráfaga de aire, daros un mareo, en fin, la prudencia es la madre de la ciencia. Yo me senté a dos o tres metros y arrastré mis posaderas sacando primero los pies, luego dejando mis piernas colgar, no sufro vértigo y me sentía segura. Pero si no os atrevéis las fotos a 4 metros salen muy bonitas también.

Las vistas son increíbles.

Estás en la cima del mundo!!!!!!




Podéis subir un tramo más para ver la perspectiva del pedrusco, nosotros no nos fiamos, la subida cuesta bastante y como empezaba a llover otra vez lo dejamos estar, cogimos fuerzas, hicimos sesión de fotos y para abajo.

Esta es la grieta que cruza la meseta del Preikestolen, se mide cada año y no hay cambios perceptibles pero algún día la piedra caerá al fiordo.

Como veis en estas fotos la lluvia y la bruma no dejaban tan buenas vistas al principio, pero allí hay que saber tener paciencia, esperar y con suerte escampará.

Y mientras a reponer fuerzas.

Hasta nos acompañó un rayo de sol.

¡Qué os parece!

Increíble!!!!!!

Las vistas abajo no son aptas para personas con vértigo.

Pensamos que igual no veríamos nada una vez arriba, pero la suerte nos acompañó. He visto fotos en agosto con una niebla que no dejaba ni imaginar el fiordo.

La tranquilidad de las aguas y la soledad del paisaje, naturaleza 100%.

La bajada después de haber repuesto fuerzas no se nos hizo tan dura pero teníamos que ir con cuidado porque después de la lluvia estaba todo resbaladizo y algún tramo hasta encharcado. Yo caí de culo un par de veces, con eso lo digo todo. Ojo.

Me encantan los colores del otoño.

Como veis en la bajada era fácil patinar. Se forman pequeños riachuelos entre las rocas. Por eso os decía lo de los calcetines de repuesto.

Igual que el primer tramo de la subida es el más duro, el último de la bajada es un rompe rodillas y tobillos. Después te cuesta andar en plano.

El esfuerzo vale la pena, no se sube todos los días una montaña. De vuelta al recinto Preikestolhytta, en el que hay hasta parking de pago, de nuevo volvimos sobre nuestros pasos. Esta vez en lugar de taxi y bus compartimos coche de alquiler con unos españoles que amablemente se ofrecieron a llevarnos a Tau, volvía a llover.

Aún nos quedaba el domingo por la mañana para dar un último paseo por las calles de esta preciosa ciudad.

Otras excursiones se nos quedaron en el tintero, que mi amiga Mónica amablemente nos había recomendado. No en vano vivió allí durante un año. Muchas gracias por las recomendaciones que nos dió. Estos son otros sitios recomendables si vais a Stavanger y tenéis más tiempo o mejor suerte con el clima:
– La Kjerag es un pedrusco enclavado entre dos paredes verticales de un km de largo sobre el fiordo. La subida es mucho más larga y dura que el Preikestolen pero también alucinante. Ojo, si en el Preikestolen no se hacen tonterías, aquí menos!!!!!
– Gloppedalsura es una formación rocosa bastante peculiar y además podéis ir a Byrkjedalstunet, una fábrica de velas y una tienda de souvenirs enooooorme. Al lado de la tienda hay una aldea típica con casitas con el techo sembrado.
– Frafjord, está cerca de Månafossen una cascada no muy grande. Hay un camping justo donde se acaba el fiordo y un caminito de madera pegado a la roca que te adentra en el fiordo. Además podréis saltar en una cama elástica de esas que les gusta tanto a los noruegos.
– Si queréis ver a noruegos practicando windsurf y volando cometas no os perdáis Solastranda, una de las playas más populares.
– Vårhaug es un cementerio de esos de película.
– Si podéis ir a ver algún faro como el de Obrestad.
Como veis tendré que ir otra vez, me han quedado cosas pendientes!!!!!
Mónica, muchas gracias por tus consejos. No pude ver todo pero lo que vi me encantó y me fueron muy útiles tus consejos.
Espero que os haya gustado nuestra aventura.
Tarta de manzana por las tierras del norte. Y en breve hornearé alguna receta típica de bollos noruegos.

Si queréis ver la guía dulce que preparé de Stavanger pincha aquí.
Si queréis ver el especial de Bergen pincha aquí.
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