Ya sabéis lo mucho que nos gusta celebrar en casa la fiesta de Halloween desde que tenemos niñas. Pues bien, hoy iré al grano. Voy a enseñaros las cositas que he preparado este año. Espero que os gusten. En otra ocasión os enseñaré los paso a paso que me caracterizan.

A las clásicas galletas de mantequilla decoradas con glaseado en forma de calabazas,

 fantasmas,

y Jack, de Pesadilla antes de Navidad, de otros años

se les han unido unas terroríficas lápidas y

algún que otro vampiro, momia,

calaveras y

unos terroríficos ojos !!!!!

Esta es una mezcla de Halloween y enfermera, jejeje, me sale la vena sanitaria sin darme cuenta.

  Para variar un poco también he horneado estas galletas de mantequilla de cacahuete que con la ayuda de unas bolas de chocolate y galleta (Maltessers) y un poco de chocolate derretido han hecho las delicias de los niños este Halloween.

Deliciosamente terroríficas.

  O estas clásicas americanas, Peanut butter kisses, coronadas con una roca de chocolate

y mantequilla de cacahuete, ojos monstruosos y unas patitas de chocolate.

Todas ellas, 70 en total, bien embolsadas y listas

para hacer las delicias de mis niñas, sus amigas y el resto de niños del barrio.

Hasta mi querida Alicia y su mundo Wonderland se vistieron de Halloween este año.

Y no olvidemos las calabazas de chocolate rellenas de lacasitos.

Y para amenizar la velada de Halloween ¿qué tal un postre acorde con la fecha?

Cuando vi en Lidl las chocolatinas con forma de ataúd y las pequeñas calabazas …

inmediatamente pensé en las galletas en forma de lápidas y en lo bien que quedaría …

  ¿Y si preparo mi brownie de chocolate infalible a modo de cementerio? Unos palitos de Mikado hicieron las veces de valla del cementerio, con gato negro, fantasmas y Frankenstein incluidos. Todo comestible, fue el postre perfecto para este Halloween terroríficamente divertido. Aunque en casa con mi marido disfrazado de monstruo, hizo palidecer (y llorar) a algún que otro niño del vecindario en el conocido Truco o trato …

  Como veis he disfrutado como una enana horneando, decorando y preparando esta fiesta que tanto me gusta y que en época de los celtas ya celebrábamos antes que en América y que, al menos en mi casa, ha venido para quedarse.

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