Si hay un postre típico español, barato, con ingredientes de andar por casa, tradicional y uno de los más cocinados, es sin duda la leche frita. Pues bien lo he visto en numerosos libros, revistas, webs, y desde hace años (tantos como los que llevo comiendo torrijas) quería hacerla y nunca encontraba el momento. Vamos que he hecho tartas de fondant de varios días de elaboración y no encontraba el momento de hacer la leche frita, pa matarme!!!!
Bueno pues con la excusa de currarme un poco los desayunos familiares de los domingos, el viernes pensé ¿qué hago este finde? Pues leche frita!!!!! Y me ha salido!!!!! Después de años queriéndolo hacer, es que en mi casa éramos más de torrijas.
El origen de este típico postre español es ambiguo, que si Pamplona, País Vasco, parece que comenzó a cocinarse en el norte de España. Era una manera de aprovechar la leche fresca sobrante pues en aquella época no había electricidad y por tanto no había frigoríficos. Aguanta 2 ó 3 días en buenas condiciones. Como desayuno no tiene desperdicio, o en la merienda, o cuando entra el gusanillo. Con esta cantidad salen 6 trozos de un dedo de grosor.
Leche frita
INGREDIENTES PARA 6 PORCIONES
– 500 ml de leche entera
– 100 gr de azúcar
– 75 gr de harina
– 1 cucharada sopera o TBSP de maizena
– La piel de un limón
– 1 palito de canela
– 2 huevos M
– Harina para rebozar las porciones
– Un poco de mantequilla para el molde
– Canela en polvo y azúcar para espolvorear sobre las porciones
– Aceite de oliva para freír
Lavad y pelad el limón con cuidado de no incluir la parte blanca que amarga, y no queremos que nuestro postre sepa amargo. Poned 250 ml de leche entera en un cazo con 100 gr de azúcar, el palito de canela y la piel del limón y llevar a ebullición. Retirad en ese momento y cubrir el cazo durante 15 minutos para que coja más sabor. Pasado ese tiempo colar y dejar templar. El resto de la leche la ponéis en un bol con 75 gr de harina y la maizena tamizadas y la añadís a la otra mezcla.
Una vez todo mezclado lo calentamos durante 10 minutos a fuego lento y sin dejar de remover o se pega, es importante que tengáis la mezcla cociendo bien para que luego no sepa a harina cruda al freirla. La consistencia ha de ser una crema homogénea y sin grumos. Si os queda algún grumo le dáis un punto de batidora y listo. En una fuente rectangular de unos 15×25 cm ponéis papel de horno forrando el fondo y vertéis la mezcla dejándola hasta que cuaje. Hasta este paso podríais guardadla en la nevera y acabarlas al día siguiente.
Si tenéis prisa podéis meter la fuente en el congelador unos minutos. Cortad la leche cuajada en unos 6 trozos y con cuidado los cojéis con una espátula de madera si puede ser y untada en un poco de mantequilla. Luego los pasáis por harina y huevo batido incluyendo ambos lados y los cantos. Los freís durante unos minutos en abundante aceite muy caliente y en tandas de 3 en 3. Lo suficiente para que mantenga el interior cremoso pero no esté crudo o con sabor a harina. El punto medio justo. Escurrís en papel absorbente y retiráis los restos de huevo de los bordes de las porciones. Para adornar y aromatizar espolvoreáis con azúcar y canela al gusto. No necesita nada más os lo aseguro.
También podéis hacer una mezcla de azúcar con un poco de canela y rebozad los trozos aunque a mí personalmente no me gusta «masticar» azúcar.
Ya no tenéis excusa para preparar este domigo un desayuno en condiciones, de esos que preparas en su bandejita y todo y vas a despertar a tu pareja. Ésa es una manera de empezar el fin de semana con alegría y con energía. Si queréis también sirve para una rica merienda, almuerzo, … Pero sobre todo calentitas, recién hechas, así me gustan más, acompañadas de un café y un zumo de naranja. Menudo desayuno!!!!! ¿Y a vosotros cómo os gustan más?
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