De nuevo una estupenda receta de muffins muy esponjosos (sigo con la fiebre magdalenera), esta vez de semillas de amapola. Sí habéis leído bien, semillas de amapola, le dan un punto crujiente y aromático. Se obtienen de la amapola silvestre que generalmente se cultiva para uso culinario o de la adormidera o «planta del opio» ya que sus semillas no contienen apenas alcaloides ni opiáceos, no tiene propiedades opiáceas, éstas están en las hojas, en la savia, en la cápsula seca, …, en mayor cantidad. Por lo tanto son seguras para el consumo humano en cantidades normales. Aún así no se recomienda su uso en embarazadas ni lactantes. La infusión de las hojas de amapola sí contiene opiáceos y por tanto es analgésica y sedante.
Las semillas de amapola son muy nutritivas, tienen ácidos grasos poliinsaturados (linoleico y oleico), propiedades antioxidantes por su contenido en vitaminas, y minerales destacando su alto contenido en calcio. Para que os hagáis una idea, un vaso de leche (200 ml) contiene 250 mg de calcio y sólo 25 gr de semillas de amapola contienen unos 360 mg (100 gr de semillas tienen 1.448 mg de calcio). Eso no quiere decir que nos las vayamos a comer a cucharadas, pues en grandes cantidades son tóxicas. Un puñadito por ejemplo en un yogur o en ensalada son muy beneficiosas, como podéis ver tienen muchas propiedades. La planta se utiliza como sedante, antitusígeno, analgésico potente, antiespasmódico, …, y muchos más usos.
En Polonia, Eslovaquia, Austria y buena parte de Europa, Asia y Oriente se utiliza mucho en la elaboración de tartas, bizcochos, bollos, panes, …, y en sopas, salsas, pastas, bebidas, … , y cada vez más en nuestro país. Son muy pequeñas, milimétricas, y de color entre el pardo, azul y negro. En Nueva York probamos los conocidos bagels con esas semillas por encima. En España somos más de sésamo pero poco a poco se van incorporando más y más productos y ya se ven panes y productos de repostería que las contienen. No son difíciles de encontrar en herboristerías pero yo las compro en la tienda de productos rumanos que hay junto a mi casa. Allí también compro semillas de sésamo que a mis hijas les encanta sobre cremas o purés. Y son mucho más baratas que en cualquier herboristería.
Esta receta en concreto es deliciosa y es una manera de incorporar las semillas de amapola de manera sutil, veréis qué sensación crujiente y aromática le da a los muffins. La receta es una traducción del libro Step by step cakes del que ya he hecho alguna que otra receta. Os lo recomiendo es genial.
Muffins de limón y semillas de amapola
INGREDIENTES PARA 12 MUFFINS:
– 60 gr de mantequilla sin sal
– 220 gr de harina
– 1 cucharadita o TSP de levadura en polvo
– ½ cucharadita o TSP de bicarbonato sódico
– ½ cucharadita o TSP de sal fina
– 110 gr de azúcar extrafino o Caster sugar (si no tenéis utilizad el de toda la vida) + 2 TSP aparte para espolvorear
– 1 huevo tamaño L a temperatura ambiente
– 1 cucharadita o TSP de extracto de vainilla
– 250 ml de leche a temperatura ambiente
– 2 cucharadas soperas o TBSP de semillas de amapola
– La ralladura de un limón y su zumo
Para empezar, como siempre, precalienta el horno, esta vez a 220º ó 200º con ventilación. La primera advertencia es que no utilicéis batidor eléctrico, hacedlo a mano. Rallad y exprimid un limón. Calentad la mantequilla en un cazo a fuego bajo-medio. Tamizad la harina junto con la sal y la levadura. Añadid el azúcar al bol donde habéis colocado la harina. Haced un hueco en medio de los ingredientes secos. En otro bol batid el huevo y mezclad con la mantequilla derretida, la vainilla y la leche. Mezclad hasta que estén incorporados los ingredientes y añadís las semillas de amapola, la ralladura de limón y el zumo. Mezclad bien los ingredientes hasta que estén integrados y añade la mezcla en el hueco de los ingredientes secos. Con una espátula mezclad los ingredientes hasta que estén bien integrados, sin batir en exceso u os quedarán duros. Preparad las cápsulas y rellenadlas con la masa, podéis utilizar 2 cucharas soperas para verter la masa o haced como muchas reposteras, repartid la con una cuchara de helado. Si queréis espolvorear un poquito de azúcar suelto, veréis qué aspecto más delicioso le da. Hornead durante 15-20 minutos aproximadamente o hasta que el palito salga seco. Sacad del horno y pasados 5 minutos sacad del molde, con cuidado sin quemaros, y dejad enfriar en una rejilla.
Listos para comer.
Podéis guardarlos en un recipiente hermético unos días o congelarlos hasta 2 meses.
¿A qué tienen buena pinta? Pues no sabéis lo esponjosos que están, y el olor del limón, mmmmmmm. Miradlos por dentro.
Sencillos de hacer y deliciosos.
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